10 mar 2017

REPENSANDO LA MIRADA OFICIAL DEL CONFLICTO INTERNO

Viene circulando a nivel internacional la revista francesa EOLLE, órgano de la Université du Havre Normandie, que en su número 7 contiene valiosos ensayos sobre el conflicto armado interno en el Perú y la cuestión de género. Algunos de ellos permiten re-pensar la historia oficial, es decir, la versión maniquea impuesta desde el Estado peruano en su condición de vencedor, así como la difundida por los órganos y canales de la propia agrupación subversiva.

Dos años de entrevistas con la camarada Miriam proporcionaron al historiador Antonio Zapata un valioso material testimonial para elaborar Elena Yparraguirre: La mirada de la número tres. Sobre su padre, Elena confiesa su ardiente militancia aprista y su compromiso con la masonería. Respecto a sí misma, su férrea  formación cristiana, con énfasis en la educación primaria. ¿Cuánto influenció esto en la naturaleza del PSP-SL, máxime si se trataba de la dirigente número tres, quien tras la extraña muerte de Augusta La Torre (Norah) pasaría a ocupar el segundo lugar además de nueva consorte de Abimael Guzmán? Es una de las interrogantes que se plantea el historiador.
La investigación también detecta la pretensión de Elena —al igual que Abimael— de eximirse de su responsabilidad en la conducción de la guerra y, sobretodo, de sus manifestaciones extremas. Si el CC diseña la línea general, entonces el responsable de base siente que solo está aplicando lo que la dirección ha decidido: por lo tanto, él no es responsable, simplemente tiene que obedecer. Pero para el CC, los planes concretos y los ajusticiamientos selectivos en particular son hechura de los responsables de las bases y de los comités. Así, el mecanismo de toma de decisiones permitió evadir la responsabilidad moral del núcleo dirigente. Elena no escatima en señalar a Laura Zambrano (c. Meche), maestra de profesión, como la transmisora de la orden para la ejecución de la condenable masacre de Lucanamarca.
Respecto a las mujeres en la dirección del PCP-SL, Zapata concluye: Dispusieron de un margen de agencia bastante elevado y que lo ejercieron con autoridad y firmeza, aunque en última instancia le tenían una devoción y respeto a Guzmán que parece cercano a la mística pasional.

Zapata delinea las dos estrategias enfrentadas: del Ejército y el PCP-SL, señalando lo que supone falencias y aciertos en cada una. Precisa el papel clave de Norah: Al faltar Augusta y su rigor para el análisis político, Guzmán pensó en forma grandilocuente. Era una antigua costumbre, cada vez que Sendero estaba en problemas, su dirección salía de ellos sin afrontarlos, sino cambiando de escenario. En esta ocasión sostuvo que Sendero estaba entrando al “equilibrio estratégico” y que debía pasar de la guerra de guerrillas a la guerra de movimientos. Era una fuga hacia adelante... la política dejó de estar al mando y se produjo el baño de sangre de 1992.
Estas conclusiones coinciden —o confirman— las posiciones que algunas facciones o miembros disidentes del PCP-SL venían sosteniendo desde el 2012 con mayor claridad y en relación a la necesidad de un balance autocrítico. Guzmán trató de silenciarlos pero, apelando a su propia cosecha, es válido recordar que la realidad termina por imponerse.
La vida y obra de tres escritores insurgentes, caídos en diversos periodos del conflicto, permiten a Oscar Gilbonio, miembro fundador de la Agrupación Cultural Ave Fénix, reflexionar sobre arte —en especial literatura— y sus conexiones con el entorno histórico, social y político previo al estallido del conflicto en 1980 hasta la matanza de los penales acaecida en 1986. El ensayo se titula Hildebrando Pérez Huarancca, Edith Lagos y Jovaldo  Textos de combate.
Del análisis del libro Los Ilegítimos del primero, surge una aseveración: Hildebrando no deja de enaltecer a los protagonistas del pueblo, como héroes anónimos que se elevan siempre con una victoria moral, de principios, y resultan al fin superiores ante pruebas u ordalías que nos presenta la vida.  Y confronta los relatos del escritor con la posición oficial del PCP-SL en el sentido que este propugnaba el carácter semi feudal de la sociedad peruana en tanto que aquel nos mostraba un escenario ayacuchano —en Cangallo— donde ya se desenvolvía y manifestaba el capitalismo.

Poco se ha investigado respecto a la motivación de los jóvenes para incorporarse a la lucha armada. El sociólogo Dynnik Asencios tiene un trabajo meritorio: La ciudad acorralada. Por su parte, Gilbonio al escrutar los versos de Edith Lagos, afirma: Muchos jóvenes se plegaron a la lucha armada, más por sentimiento, pues no tenían un conocimiento profundo de la política, la economía y la sociedad. Según Edith, no deben quedarse en sentir, sino también, y en primera instancia, vivir; asimismo, gritar y tantas cosas más que forjan el sentimiento y la razón. Expresa el espíritu revolucionario de la época, el amor por la vida, el ¿qué hacer?
Finalmente sobre José Valdivia Domínguez, el malogrado vate, asevera: Jovaldo es un trovador del pueblo que zahiere la mirada convencional de los asuntos ecuménicos a la orden del día, proponiendo una versión distinta y alentadora. Se adhiere al movimiento y acompaña el sacrificio de trescientos prisioneros en 1986.

Los tres investigadores, estarán presentes el miércoles 15, en el local del Gremio de escritores del Perú (Jr. Lampa 208) a las 7pm con motivo de la presentación de la revista bajo la conducción de Anouk Guiné, quien ofrece un estudio reciente sobre Augusta La Torre y el Movimiento Femenino Popular.
Braulio Morante

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