El reciente 15 de marzo cerca
de un centenar de personas fuimos testigos del accionar –en vivo y en directo-
del pensamiento Gonzalo y confirmamos
sus defectos fundamentales que colocan en entredicho su autoproclamado carácter
proletario: incapacidad para debatir y falta de espíritu autocrítico.
El suceso fue la inusual
presentación de la revista EOLLE, conformada por 7 ensayos sobre el conflicto
armado interno y la cuestión de género, y el escenario, el sobrio espacio proporcionado
por el Gremio de Escritores del Perú.
Desde la convocatoria el
espíritu de los organizadores era propiciar el debate. Tratándose de asuntos
que nos remiten a la confrontación armada de los 80, cuyos rescoldos todavía
perviven, era previsible que se manifestasen diversas opiniones. Si bien los
ponentes se habían esforzado en que sus trabajos ofrecieran una mirada distinta
de la establecida desde el Estado, no esperaban conformidades, sino opiniones
críticas, disentimiento fundamentado.
Pero los seguidores de Abimael
Guzmán se habían preparado para otros fines. No habían asistido a debatir sino
a sabotear el evento. Sus coordinaciones, enlaces, movimientos entre el
público, eran demasiado evidentes. Previamente tenían que denostar a los
ponentes de modo que su voz quedara debilitada y sus ensayos perdieran peso. La
única versión de los vencidos debe ser la de ellos, cualquier otra que
discrepe, aun proviniendo de sectores del pueblo, estorba.
Ni las intelectuales Anouk
Guiné y Rocío Maldonado, que batallaron por reflexionar acerca del papel de la mujer
a contra corriente de los estereotipos maniqueos, se salvaron de la diatriba.
El historiador Antonio Zapata, se retiró ofuscado porque no le permitían hablar.
Los seguidores de Guzmán tuvieron micrófono libre, la oportunidad de ponerse a
la altura y, una vez más, la arruinaron.
Y no erraron por falta de
experiencia o ardor en la disputa. Erraron por problema de conducción, por
problema de línea. Es así como habían sido orientados.
La contradicción rige en
todo y debemos esforzarnos por registrar la realidad tal cual, adaptar el
pensamiento a la realidad cambiante. ¿Se condice con la verdad afirmar que la guerra popular marchaba justa y correcta
hasta la detención de Guzmán? ¿Corresponde a una dirección omitir el
balance autocrítico de sus hechos? Estos eran algunos de mis planteamientos de
fondo y para no responderlos había que adjetivar, imputar, gritar, callar la
boca al oponente.
En otros tiempos resolvían
expeditivamente con el artero balazo.
En los 80, me conmovieron
el multitudinario sepelio de Edith Lagos y la heroica resistencia de los
prisioneros de El Frontón, entre los
cuales se encontraba José Valdivia Domínguez (Jovaldo). A Hildebrando Pérez Huarancca lo leí a fines
de los 90, cuando decidí incursionar en la narrativa. Los tres tomaron la
pluma para expresar ante el mundo su pensar y sentimiento y cayeron abatidos en
los primeros años del conflicto interno. Solo Edith reposa en una tumba
conocida, un breve espacio de peregrinación y respeto. Reflexiones fueron
surgiendo a modo de preguntas desde inicios de siglo y, estando en Venezuela,
por fin pude esbozar respuestas, proponer hipótesis en un ensayo titulado Hildebrando Pérez Huarancca, Edith Lagos
y Jovaldo Textos de combate.
La figura de Hildebrando se
había asociado a la masacre de Lucanamarca a partir de un endeble testimonio
recogido por la CVR, sin desmentido oficial del PCP-SL. Edith parecía pervivir
en la memoria de jóvenes inflamados o paisanos ayacuchanos. Solo Jovaldo había
merecido la reedición de su obra, aunque su madre expresaba una posición
sumamente crítica respecto a Guzmán y su conducción de la guerra.
¿Lucanamarca fue realmente
una acción de repercusión positiva para los alzados en armas? ¿Hildebrando
discrepaba con la caracterización partidaria de la sociedad peruana como
semifeudal y semicolonial? ¿Por qué no se volvió a repetir una manifestación
abrumadora como la del sepelio de Edith Lagos en 1982? ¿Pudo haberse evitado el
sacrificio de Jovaldo y sus cientos de camaradas? ¿Se debe valorar al hombre
sencillo, que con sus peros y todavías,
se atrevió a levantarse? Cuestiones que martillaban cuando analizaba los
escritos de cada uno. Concluí que no podía entenderlos en un plano puramente
literario, sino en su integridad con el contexto político y social de la época.
A la vez serviría para entenderme más, explorando retrospectivamente otras
aristas en las decisiones que marcaron mi existencia.
La revista EOLLE acogió
estas reflexiones, una revista extranjera preocupada por el mundo. Y las expuse
en el evento, con acento apasionado, sí. Los gonzalistas se indignaron, era
inaceptable atreverse a pensar. El odio
de clase, que no profesan cuando apoyan el indulto a Fujimori, se desbocó. Lo
que vino después está siendo ampliamente detallado por crónicas de diversos
testigos.
Algunos de ellos se pronuncian,
criticándoles. Los seguidores de Guzmán, como consuelo, se han defendido con el
sofisma: Se trató de un desborde, el
desborde es una ley, el mismo que usó su líder para justificar la masacre
de Lucanamarca[1].
Pero la situación era totalmente distinta y había que captar el sentir de las masas. El auditorio
estuvo repleto desde las siete en punto, eso demostraba el interés que concita
el tema. Muchos habían asistido para conocer más acerca de un asunto poco o mal
tratado, sobre el que existe un velo de censura y la confrontación de ideas era
lo que se esperaba, no el acallamiento. Pero ciegos y sordos actuaron en
contra. Es cierto que hubo exceso y fue el ejecutado por los seguidores del
llamado pensamiento Gonzalo, totalmente alejados del estado de ánimo de las
masas. Un desborde más –léase fracaso-, propiciado por tal pensamiento, qué
importa. Bastará con afirmar fue una
acción contundente, hemos logrado altísima cohesión, despanzurrado intelectualillos
que sirven a la reacción y al imperialismo, agentes de la CIA, renegados, bla,
bla, bla. ¡Y pobre de aquel que diverja!
Algunos ensayan otra
defensa afirmando que procedieron así porque no se les incluyó entre los
ponentes. ¡Qué descaro! Sumadas sus intervenciones abarcaron más tiempo que
cualquiera de ellos. ¿Qué trabajo crítico han escrito para merecerlo? Es como
si invitaras a alguien a tu casa y encima te quiere sacar a patadas. Ni repararon
que entre los siete ensayos estaba incluido el de Pilar Meneses, una ex prisionera,
Las mujeres peruanas sobrevivientes a penas de cárcel de más de 15 años por delito político. Entonces hicieron lo
que hicieron, registrado está. Otros pudieron ver lo que no habían visto.
De mi parte conozco esa
línea de acción desde hace casi 30 años. En 1998, estando en prisión, junto a otros
detenidos propusimos luchar con nuestros familiares por mejores condiciones y
libertad, generando una opinión pública favorable y esa línea se opuso tras que
pondríamos en riesgo las conversaciones por un Acuerdo de Paz con el gobierno
de Fujimori. No nos detuvimos. Luego quisimos educar y dar cultura al elemento
humano y se resistieron pretendiendo destruir, entre tantos objetivos, una
exposición de pintura al mismo estilo de la noche del miércoles 15. Tampoco se
lo permitimos. Fundamos un pabellón donde se podía culturizar, luchar y laborar
con más libertad y entendimiento, donde la Agrupación Cultural Ave Fénix desató
su iniciativa organizando encuentros de
escritores y escritoras, conciertos, exposiciones de arte, pintura, afiches y
tantas obras inimaginables entre rejas.
Soy un disidente de la
estupidez política, del dogmatismo, del autoritarismo. Es la verdad pura. Soy
–o me esfuerzo en ser- practicante de la dialéctica y de las enseñanzas de
Mariátegui.
El historiador Antonio
Zapata se preguntaba en su ensayo Elena Yparraguirre: La mirada de la número tres cuánto pudo haber influenciado en el PCP-SL el
hecho que una de sus más altas dirigentes, la
camarada Miriam, haya provenido de un hogar encabezado por un activo
militante aprista y haya tenido una formación religiosa, casi monástica.
Los seguidores de Guzmán
se encargaron de responder, sin proponérselo y ante la luz pública, estas
interrogantes de carácter fundamental para una agrupación que todavía se
reclama, parte del campo popular y, en no pocas ocasiones donde puede y se le
permite, auténtica y única representante del pueblo.
Sus métodos de lucha son
la antípoda de los usos del Amauta, concurren nítidos con los del tristemente célebre
aprista búfalo Pacheco y su
pensamiento exuda metafísica por los poros: invierten el proceso del
conocimiento y pretenden que la realidad se ajuste al pensamiento. Algunos
hablaron de lo que no conocían ni habían leído. Mi ensayo se fundamenta en
alrededor de 40 fuentes, entre libros, documentes del PCP-SL y entrevistas. Sin
embargo exigían fuentes. Cuando se les fue respondiendo no aguantaron y patearon
el tablero.
Armado el despelote
pretendieron ser condescendientes con Zapata quien ya se había retirado. O tampoco
lo leyeron o decidieron ser más permeables para colgarse de alguien.
En fin, todos aprendimos
algo, incluso aquellos que todavía siguen la torcida línea del pensamiento
Gonzalo, y más todavía, aquellos de mente crítica y corazón valiente, que se
acercaron para compartir ideas y proyectos.
Oscar Gilbonio
[1] Lo
que necesitábamos era que las aguas se desbordaran, que el huayco entrara,
seguros de que cuando entra arrasa pero luego vuelve a su cauce. La entrevista del
Presidente Gonzalo. http://www.solrojo.org/pcp_doc/pcp_0688.htm