27 jul 2017

CRÓNICA: PREPOTENCIA Y ASALTO A LA RAZÓN DEL GONZALAJE


Otra crónica de lo sucedido el 15 de Marzo y que se reeditó en el II Congreso Internacional Karl Heinrich Marx organizado por el Grupo Pólemos en la UNMSM el pasado 24 de Mayo.

AVANZAN PERSPECTIVAS CRÍTICAS A PESAR DEL DESMADRE DE MOVADEF/FUDDEP EN EL GREMIO DE ESCRITORES DEL PERÚ.

Escribe: Sandro Westphalen
Reproducido de Viejo Topo (actualmente en remodelación)
I
Jirón Lampa 208, 15 de marzo del 2017. Cuando se completó la llegada de los expositores, un poco más de las 7 pm, el recinto estaba abarrotado. Se trata de un local céntrico, muy antiguo, al frente de unos de los vértices la Iglesia San Francisco. Crujen las maderas cuando se sube al segundo piso. La creciente actividad del Gremio de Escritores del Perú va disipando el tiempo estancado y renovando los colores de esta vieja casona limeña.
Sus directivos la están abriendo a otro destino posible: el de ser un refugio de intelectuales que navegan en la contracultura, un espacio de debate y no de la repetición de consignas, un auditorio para los sin voz, un territorio de la juventud rebelde e innovadora que empieza a hacer oír su voz cada vez más fuerte, a contracorriente de los discursos oficiales, blindados contra toda crítica e inmunes a la autocrítica.
Ni la Pontificia Universidad Católica ni el Instituto de Estudios Peruanos, hasta ese momento, habían aceptado el pedido de realizar ahí la presentación del último número de la revista Eolle, de la Universidad Le Havre, que a través de siete textos, aborda un tema de por sí delicado en el Perú: el papel de la mujer en la insurgencia armada de los años 80 y 90. El Gremio, según nuestra indagación, decidió acoger esta presentación y a las diversas voces que nutrieron el N° 7 de la publicación.
Como sostiene Anouk Guiné en su texto introductorio, existe una hegemonía del discurso que cierra el camino a otras interpretaciones de la historia reciente en el Perú, particularmente respecto a la participación de la mujer. Las silencian, demonizan e invisibilizan.
El anuncio de la presencia del historiador Antonio Zapata, autor de Elena Yparraguirre, la mirada de la número tres, ratificaba el carácter académico del evento, abierto a todos los públicos.
Estaban también Óscar Gilbonio, de la Agrupación Cultural Ave Fénix, autor del ensayo: Hildebrando Pérez Huaranca, Edith Lagos y Jovaldo. Texto de combate;  Rocío Maldonado, una joven estudiosa que con Johanna Gonzáles aportó el ensayo: Mujeres ‘guerrilleras’: La participación de las mujeres en las FARC y el PCP-SL, los casos de Colombia y Perú. Y, como invitado, Dinnik Ascensios, autor del libro recientemente publicado: La ciudad acorralada
II
Cuando la socióloga Anouk Guiné tomó la palabra para explicar los motivos del evento, establecer un orden de intervenciones y el momento de las preguntas del público, el local presentaba ya un panorama llamativo. Por un lado, la sala principal rebalsaba. La escalera de acceso al segundo piso estaba copada. Hubo gente que decidió retirarse apenas llegaba, pues ya  no había lugar.
Pero por otro lado se apreciaba, según algunos acuciosos observadores, un grupo de Movadef/Fuddep. Se trataba de unas 20 a 30 personas, entre jóvenes y adultos, de un público de unas 120 personas aproximadamente. Desde su fundación en el 2009, el Movadef y hoy Movadef/Fuddep, a través de sus activistas, básicamente se han dedicado a recoger firmas día y noche en aras de la Amnistía General, el motor de toda su actividad política.
Dos veces, el 2013 y el 2016, han visto que la puerta del JNE se les cerraba y los dejaba en la acera abrazados a sus fardos de padrones, conseguidos a pesar de todo con enorme esfuerzo. Sin embargo, un nuevo fracaso, no debiera hacerles perder el tono y la cordura. Empezando porque debieran estudiar minuciosamente la causa de ellos. Le echan la culpa de todos sus males a la persecución política: cuando, en verdad, les han permitido adquirir sus kits electorales. Irónicamente, había retado la alta valla impuesta diciendo que lograrían la meta de firmas en menos de lo que canta un gallo. Pero esto de la persecución política ya suena aburrido. ¿Por qué no les piden a sus dirigentes una explicación convincente de su nuevo fracaso? ¿Por qué se dejan empujar, una vez más, a otras actividades y otros blancos de ataque cuando el tema de fondo está sobre la mesa y en su propia cancha?
Cuando Movadef/Fuddep ha ido a un evento académico donde se exponen posturas que no son las suyas, han ido básicamente a hacer desmadres. Eso se llama: «volar el evento». Y como si el mundo fuese de su propiedad, como un niño que se considera dueño de todos los juguetes, llegan a «exigir» que les den un lugar en el panel, porque lo otro es marginación, etc. El caso más recordado es del 2012, en la presentación del libro Profetas del odio, donde cumplieron el paradójico papel de regalarle a Gonzalo Portocarrero su primer y único best seller.
En ese escenario del Gremio de Escritores, donde Movadef/Fuddep asomaba, según nuestras fuentes, los ponentes estaban alertados de lo que podía ocurrir.
Antonio Zapata, el ponente más conocido, expuso tres puntos centrales. Pero podríamos resumirlo así:
A contracorriente de la visión maniquea de que las mujeres del PCP-SL, eran simples ejecutoras de órdenes, él ha descubierto que ellas tenían una notable capacidad de autonomía o agencia. Y lo ha descubierto o comprendido, afirma, en los tres años de entrevistas a Elena Yparraguirre, «la número 3». Y que con ella ha alcanzado una buena relación y empatía. A partir de ahí, Zapata concluye, sin más, estar abriendo una nueva explicación sobre SL que rebate la posición de Feliciano de que era una organización vertical. Si había autonomía entonces, sostiene, cada sección de la organización aplicaba según su manera y quedaba diseñado un terreno ambiguo de responsabilidades, tanto en dirección como en las bases.
Zapata, que considera estar haciendo Némesis II, no advierte que está concluyendo no una nueva postura interpretativa propia e innovadora, sino una versión coincidente con la de la cúpula de SL, que afirma que ellos tan sólo elaboraban las grandes ideas, y que cada quién hizo lo que quiso, fuera de su control. Y, además, como Zapata expuso sólo la sustancia de su nueva posición y evitó remarcar su distancia y oposición, los chicos del Movadef/Fuddep, se inclinaron reverentemente ante su intervención como lo único rescatable del evento y «lo más avanzado». La directiva o pauta, entonces, estaba clara.

III
Pero si Antonio Zapata moduló su discurso, quizá previniéndose de colisionar con Movadef/Fuddep, Óscar Gilbonio expuso su postura sin ambages ni medias tintas. Conversando con el escritor, nos aclaró que él tenía pensado exponer básicamente su ensayo y el libro Textos de Combate, pero dado el clima que se apreciaba prefirió, además, ponerlos en contexto  y ganar iniciativa.
Podríamos resumirla así: Él participó en una organización alzada en armas, por la cual purgó prisión. Que las condiciones histórico-sociales le llevaron a tomar una postura por la transformación social. Que estando en prisión abordó la  literatura y que fue desde tiempo atrás una de las voces que exigían un balance autocrítico de la organización. Que en la propia literatura, se aprecian los problemas de fondo que los dirigentes no quieren abordar. Pérez Huarancca, por ejemplo, ya expone la situación del Perú en los 80, y que en nada eso hablaba de un país semifeudal, como era el discurso de SL. Y que ese fue uno de los factores de su derrota.
Cuando Gilbonio intervenía, empezaron a producirse roces y tumultos. Alguien, desde las escaleras, gritaba:
Renegado, renegado.
Otro, empezó a arengar:
¡Abajo la farsa del juicio!
Venían pues con consigna: entre otros, la de convertir el evento en una tribuna para denunciar sobre el juicio que el Estado Peruano ha abierto al Comité Central del PCP-SL. Y como eran malamente tratados en tal juicio (rechazamos ese juicio, porque apunta contra dirigentes que ya cumplieron su condena, y deben salir en libertad), aquel que osara criticarlos pasaba automáticamente a convergir y ser cómplice, y por qué no agente del enemigo. Más valía callar, porque los «héroes revolucionarios», sobre todo el Felón Abimael Guzmán, estaban librando una batalla decisiva en los tribunales.
Pero yendo un poco más allá, se trata, por cierto, de un juicio traído de los cabellos, y que apunta a arrancar compromisos, creemos, no tanto de AGR y EYR dos capituladores en toda la línea, sino a los otros dirigentes que ya debieran salir en libertad, algunos de los cuales podrían tener muy firme su condición y su papel. Una larga vida dada a la revolución, no puede caerse como hojas de otoño porque el líder les dice que caminen de rodillas junto con él. Así, no cabe emboscar esta realidad ni esta virtual o probable contradicción a la vista,  por más que Guzmán aparezca ya encorvado, sin dientes y reclamando airadamente por médico privado.
Frente a estos gritos victimizantes propias de una portátil bien aceitada, otras personas que habían ido al Gremio a escuchar el debate, y pedían que los dejaran escuchar; que aquel era un lugar para la discusión de ideas, no para lanzar consignas.
Las grandes figuras de Mariátegui, Vallejo y Arguedas, lo observaban todo, impasibles, desde el banner del Gremio de Escritores del Perú. Mariátegui, con su mirada agónica y pura: el heroísmo de su existencia breve y fecunda nos emplaza a todos. Arguedas, sereno, en el apogeo de su vida trágica. Vallejo, pensativo, parecía seguir hilvanando en esa potente cabeza, versos universales.
El ánimo de los exaltados activistas del Movadef/Fudepp a todas luces era provocar un enfrentamiento. Y de un enfrentamiento sólo podía esperarse la finalización del evento. Por eso, algunos concurrentes nos dijeron:
Si bien les llamamos la atención, se notó que ellos empezaron a buscar enfrentamiento.
Un miembro del público, exigía que dejen hablar a Gilbonio. Y, en efecto, aprovechando su número y por orden terminante y marcial de un emperador de palo que bajó el dedo, se oyó:
¡Sáquenlo!―.
En el mismo momento un grupo del Movadef/Fuddep, que se creía dueño de la situación, lo empujó y agredió a empellones, bajándolo a la fuerza por las escaleras. Si hubiese tenido un grupo que lo apoyase, eso habría llevado a una batalla campal. Este activista popular que se resistió a la agresión manchera, tenía marcas en el cuello, fruto de la agresión, pero no se arredró y regresó al ruedo. Gilbonio, por su parte, terminó su intervención con el debido aplomo.
Anouk Guiné, moderó el debate hasta donde pudo y debió afrontar las preguntas e invectivas. Allá por el 2014, cuando Guiné, empezaba a profundizar en los entretelones del conflicto armado, Movadef le obsequió flores seductoras en Huamanga. Ayer fue saludada, hoy era atacada. Rocío Maldonado, que había intervenido primero, expuso un trabajo que evalúa si en verdad existió un carácter emancipador de la participación de la mujer en la Lucha Armada. Básicamente concluye que en SL se mantuvieron los moldes patriarcales. Dinnik Ascensios, por su parte, había comentado con detalle el trabajo de Antonio Zapata.