24 ago 2017

CRÓNICA DE UN DESMADRE ANUNCIADO


Publicamos la segunda parte de la crónica de Sandro Westphalen, extraída de la revista digital Viejo Topo (en remodelación). Desde aquel 15 de Marzo, día de los sucesos, muchas cuestiones se han despejado. El libro que anunciara Antonio Zapata ha sido publicado y se presenta hoy -aquí se expresan algunas opiniones sobre su línea de investigación-; la política de sabotear eventos, al estilo de la bufalería aprista, sufrió una nueva derrota en el II Congreso Internacional Karl Heinrich Marx de la UNMSM; la convergencia entre el Fujimorismo y la línea de Guzmán, que algunos se niegan a ver, se evidencia más; la revista EOLLE N° 7 sigue difundiéndose y tuvo una reciente presentación en Ayacucho.

CRÓNICA:   PREPOTENCIA  Y ASALTO A LA RAZÓN DEL GONZALAJE
AVANZAN PERSPECTIVAS CRÍTICAS A PESAR DEL DESMADRE DE MOVADEF/FUDDEP EN EL GREMIO DE ESCRITORES DEL PERÚ.
Escribe: Sandro Westphalen
De Viejo Topo
I
Algunos nos confiaron que esperaban la llegada de miembros del Movadef/Fuddep, pero no que éstos coparan las primeras filas de asientos y que a punta de gritos pretendieran adueñarse de las intervenciones. En efecto, la ronda de preguntas pretendió ser la lista previamente preparada por el Movadef, y que a golpe de abucheos aprobaran o desaprobaran quién debía intervenir. Es como ocurre en sus «Congresos» donde ya está establecido quién debe hablar, a quién lapidar y qué acuerdos han de tomarse.
Venidos desde varios puntos de Lima Comas, Villa el Salvador, Los Olivos, etc. para este evento académico, estos activistas pensaban quizá que no tenía por qué ser distinto. Total: ellos son la parte más avanzada del pueblo y el resto o es izquierda caviar u oportunistas. A lo que se sumaban, proimperialistas, reaccionarios y agentes de la Dincote.
Esto nos ha hecho recordar a la novela El capitán Alatriste. En el teatro madrileño, los más avezados discutidores y pendencieros, los mosqueteros, oficiaban de voz definitiva de la crítica teatral de la España del siglo XVII; sí, la del Siglo de Oro.
Uno de los hechos más irónicos ocurrió sin duda, cuando alguien del público pedía la palabra, y se escuchó esta aprobación de los mosqueteros del Movadef/Fudepp
¡Ese sí es compañero, déjenlo que hable!
Resulta que tal intervención versó sobre la defección de Guzmán; que mientras el contingente combatía, él no lo hacía, no se puso a la cabeza. Como sabemos: Guzmán vivía bien y bebía whisky en sus viviendas de San Isidro, Miraflores o Monterrico. Tal contundente intervención de claro corte proletario dejó esbozada además la crítica al fracaso de la ‘lucha por un acuerdo de paz’, señalando sutilmente la claudicación de Guzmán e Yparraguirre.
Las preguntas o intervenciones  del Movadef, unas ocho, giraron en esto: Que el trabajo de Gilbonio quería comprobar una cuestión previa, sus posiciones, y que era reniego, que era subjetivo el mismo floro de Huamanga, 2015. Que Gilbonio quería «levantar» a los artistas Pérez Huarancca, Edith Lagos, Jovaldo, para «contraponer» la misma jerga que contra Mariátegui y Edith Lagos. Que los planteamientos de Anouk o Maldonado eran anticientíficos y que no “compulsaban las fuentes”. Que la posición de Anouk era reaccionaria e imperialista al descalificar la guerra popular (¿). Que Anouk enarbolaba que Norah planteaba una “línea contraria” a la línea del PCP y que lo hacía sin fundamentos y que ellos sabían quiénes eran las fuentes (¿amenaza?). Que Gilbonio atacaba a la dirección «En un contexto nacional donde la reacción ataca a la dirección del PCP» y cuando se nos persigue (al Movadef/Fuddep), «a pesar de que estamos por la reconciliación y la amnistía general». Que en cambio, Zapata sí, era lo rescatable y más avanzado porque reconoce que las mujeres enarbolaban ideología que las ha hecho inmunes a hincar rodillas (sic).
La  lucha de clases en el Perú se reduce, entonces, a la burbuja de una cúpula derrotada consecutivamente, y a lo que ésta haga en un tribunal para salvar su pellejo. Es decir: Se reduce y concentra en un movimiento fracasado por sus propios errores, que está terminando por perder los papeles y que vuelve a echar mano del viejo libreto de la victimización. Y, en el peor de los absurdos, que pretende victimizarse agrediendo.


Un nuevo desmadre, esta vez reseñado por diversos medios y personas, entre ellos el caricaturista Carlos Tovar, en un evento donde quienes se autocalifican de marxistas-leninistas-maoístas, no tenían nada que ofrecer (1)

II
Pero hubo otras intervenciones muy puntuales. La de una joven, que ante el griterío, sobre todo contra Gilbonio, de «cuáles son las fuentes», les dijo:
Tanto reclaman las fuentes, hagan pues Uds., sus investigaciones y publíquenlas, expongan sus fuentes. Y hagan su balance autocrítico para que las nuevas generaciones conozcan lo que pasó.
Otra intervención le inquirió a Antonio Zapata si ratificaba que esa entrevista era cierta. Que ahí se apreciaba delación, por ejemplo señalar a Laura Zambrano como la dirigente que «cohesionó» para la acción de Lucanamarca.
El griterío infantil alzo sus decibeles, el recinto retumbaba. Zapata quiso terciar para calmar a esa parte del auditorio, totalmente ofuscado por haber escuchado otras perspectivas. Los chicos mlmpege, no han aprendido a endurecer el cuero cabelludo. No le hicieron caso, lo desairaron, y Zapata finalmente desapareció entre esa apretada audiencia y salió a respirar hacia esta Lima azotada por riadas, huaicos y desbordes mil.
Se reanudaron las intervenciones del público. Una, por ejemplo, pedía explicaciones a la cúpula, por qué en el Museo a los Héroes, no está el nombre de la desaparecida Norah, Augusta La Torre Carrasco. Y otra, donde se incidió en el carácter maoísta de la perspectiva literaria de Gilbonio y la pertinencia de sus preguntas y exigencias autocríticas.
Debió pasarse a una segunda vuelta. Gilbonio tomó la palabra y el griterío de los mosqueteros alzó sus volúmenes. Pensando que el ponente arrugaría, no esperaban que empezara a detallarles, precisamente, las fuentes que reclamaban. Y entonces, mientras los chicos del Movadef/Fuddep gritaban «quieren volar el debate», ellos mismos empezaron a impedir que Gilbonio hablara.
Las tumultuosas tácticas del Apra, maestros de Guzmán y de Yparraguirre para romper asambleas y asaltar sindicatos, son cada vez más y mejor encarnadas por una organización que hace tiempo cambió de color.
III
Un joven intelectual, convocado de emergencia por Anouk Guiné, intentó volver a calmar las aguas agitadas:
No destruyamos este espacio de debate. Mañana el diario Ojo, estará sacando esto. Tenemos que aprender a debatir y escuchar.
A los pocos minutos ese mismo intelectual de buenas maneras estaba casi cercado, contra la pared, acosado por un grupo de enardecidos activistas del movimiento que pregona la «democratización» y la «reconciliación» de la sociedad peruana en su conjunto.
Momentáneamente las cosas parecieron calmarse, se hicieron unas preguntas más, pero el tumulto se reanudó. Los conductores del evento dudaban. Pero a pesar de que pasaba el tiempo y de que no parecía viable proseguir, no decidieron suspenderlo.
Finalmente, creyendo haber cumplido eficazmente una «contundente acción» de ¿sabotaje? ¿zozobra? ¿agitación y propaganda?, el ya satisfecho grupo de mosqueteros del Movadef/Fuddep empezó a retirarse de la sala.
Yendo a un análisis más concreto ¿Qué opinión se habrán llevado esas otras 60 a 70 personas, entre intelectuales, personas de a pie, jóvenes, que asistieron a un debate de ideas? ¿Qué impresión se habrán llevado esas personas mayores y de respeto, que incluso podrían simpatizar y apoyar a aquel movimiento? Esta crónica, escrita al día siguiente de los sucesos, no contó que saldrían a la luz las indignadas opiniones ya conocidas.
La pregunta de rigor cae de madura: ¿Quién mandó a montar semejante desmadre en tiempos de tecnología 2.0? ¿Cómo aplicaría aquí el historiador Antonio Zapata sus tesis de «agencia», donde justamente la consigna parecía ser no tocarlo a él, pero sí a Gilbonio, Guiné y Maldonado? ¿Vamos otra vez a explicarlo por la teoría de los excesos y de que «el desborde es una ley» como sostenían algunos activistas del Movadef, más nerviosos que despistados?

Las aproximaciones y convergencias entre el Fujimorismo y la línea de Guzmán desde las conversaciones por un Acuerdo de Paz fueron señaladas en la exposición de Gilbonio. Jóvenes del Movadef se indignaron: las verdades tarde o temprano se develan y no se rebaten con mal genio o gritería (2)

Por lo pronto, sabemos que los libros de Gilbonio y Ave Fénix aunque entendemos no era su objetivo principal, se vendieron muy bien en el evento, y que se le acercaron varios jóvenes invitándolo a que participe en otros coloquios. Sabemos que el compendio de Anouk, que no era para venta, circuló y se distribuyó muy rápido y que unos jóvenes editores le han propuesto publicarlo.
Y que Dinnyk Ascensios y Rocío Maldonado, que habían concurrido con buen ánimo a un debate alturado, estaban amargamente decepcionados por la turbamulta y los ataques personales y por qué no decirlo: indignados.
Un intelectual popular nos confesó al final, casi suspendido en el aire frente a algo que se asimila muy de a pocos:
Yo he contemplado todo lo ocurrido, absolutamente fascinado. He visto la lucha de clases.
Interpretamos así su sana sensación: A pesar de blandir la amenaza del número y el griterío, Movadef/Fuddep no triunfó. Más bien, ha vivido otra derrota ante las masas y ante decenas de intelectuales. La repercusión es grande.
EPÍLOGO
Con el paso de los días se ha ido aclarando mejor el por qué la ofuscación de la portátil de mosqueteros furibundos. En el caso de Anouk Guiné ha desarrollado desde el 2010, independientemente, una línea de investigación sobre Augusta La Torre.
A la cúpula Guzmán-Yparraguirre parece no haberle gustado que otras voces, de alcance internacional, lleguen también a entrever el asesinato de la revolucionaria ayacuchana y que las huellas del crimen lleven justamente a los que supuestamente la lloran y llaman «Agustita» en el peor de los fariseísmos. Por eso, creo, han mandado a atacarla de «imperialista y agente de la CIA», pese a que sus planteamientos no se iban a tratar en el evento ni son parte de la publicación de esta edición 7 de Eolle. Ese es el método ‘pensamiento Gonzalo’ para aterrorizar intelectuales. Sus mediocres trollers de San Isidro y vida libertina, creen poder ayudar a hundir a la investigadora de fuste.
Y, respecto a Óscar Gilbonio, es un escritor que crece y convoca. De ahí que la cúpula Guzmán-Yparraguirre venga envenenando a jóvenes inexpertos en esta especie, que por supuesto caerá fácil. Que el escritor es un «soplón de la Dircote». Bueno, bajo este mismo método de lucha ‘pensamiento Gonzalo’, aunque en escenarios distintos, Guzmán e Yparraguirre envenenaron a participantes de la Lucha Armada para  que asesinaran a María Elena Moyano. De modo tal que no tuvieran miramientos ni compasión, si tocaba asesinarla delante de sus hijos; ni remordimientos después de que dinamitaran su cadáver. Y luego, consumado el crimen político, la pareja de las limpias vidas se lavara las manos de que no tuvieron nada que ver con esa acción ni con que se dinamitara su cuerpo, incluso invocando ante la CVR su profunda y arraigada formación cristiana.
Por eso es ominoso y cruel que Antonio Zapata, que se volcó a la investigación del fenómeno subversivo conmovido por la muerte de la dirigente afroperuana, de su misma identidad política y amiga suya, este ayudando a escamotear las responsabilidades políticas y directas de sus auténticos  verdugos.
Con todo eso, Zapata, «el más avanzado y rescatable» de la noche del 15 de marzo del 2017, suele comentar de este modo, tras bastidores, cuando se trata de las tentativas de echar luz autocrítica en la historia reciente, frente a los oscurantismos de Guzmán-Yparraguirre:
Ah, es problema entre ellos; es problema de la terrucada.
La cosa, entonces, no sería con él.
Óscar Gilbonio, al que sobremanera han ido a vituperar y doblegar sin conseguirlo, sin embargo, no está solo. Miles de voces y de miradas en el movimiento popular peruano y fuera del país, y de la intelectualidad democrática, están pendientes de esta nueva amenaza y de este nuevo asalto a la razón y al sentido común por parte del gonzalaje.


Lima, marzo del 2017.

27 jul 2017

CRÓNICA: PREPOTENCIA Y ASALTO A LA RAZÓN DEL GONZALAJE


Otra crónica de lo sucedido el 15 de Marzo y que se reeditó en el II Congreso Internacional Karl Heinrich Marx organizado por el Grupo Pólemos en la UNMSM el pasado 24 de Mayo.

AVANZAN PERSPECTIVAS CRÍTICAS A PESAR DEL DESMADRE DE MOVADEF/FUDDEP EN EL GREMIO DE ESCRITORES DEL PERÚ.

Escribe: Sandro Westphalen
Reproducido de Viejo Topo (actualmente en remodelación)
I
Jirón Lampa 208, 15 de marzo del 2017. Cuando se completó la llegada de los expositores, un poco más de las 7 pm, el recinto estaba abarrotado. Se trata de un local céntrico, muy antiguo, al frente de unos de los vértices la Iglesia San Francisco. Crujen las maderas cuando se sube al segundo piso. La creciente actividad del Gremio de Escritores del Perú va disipando el tiempo estancado y renovando los colores de esta vieja casona limeña.
Sus directivos la están abriendo a otro destino posible: el de ser un refugio de intelectuales que navegan en la contracultura, un espacio de debate y no de la repetición de consignas, un auditorio para los sin voz, un territorio de la juventud rebelde e innovadora que empieza a hacer oír su voz cada vez más fuerte, a contracorriente de los discursos oficiales, blindados contra toda crítica e inmunes a la autocrítica.
Ni la Pontificia Universidad Católica ni el Instituto de Estudios Peruanos, hasta ese momento, habían aceptado el pedido de realizar ahí la presentación del último número de la revista Eolle, de la Universidad Le Havre, que a través de siete textos, aborda un tema de por sí delicado en el Perú: el papel de la mujer en la insurgencia armada de los años 80 y 90. El Gremio, según nuestra indagación, decidió acoger esta presentación y a las diversas voces que nutrieron el N° 7 de la publicación.
Como sostiene Anouk Guiné en su texto introductorio, existe una hegemonía del discurso que cierra el camino a otras interpretaciones de la historia reciente en el Perú, particularmente respecto a la participación de la mujer. Las silencian, demonizan e invisibilizan.
El anuncio de la presencia del historiador Antonio Zapata, autor de Elena Yparraguirre, la mirada de la número tres, ratificaba el carácter académico del evento, abierto a todos los públicos.
Estaban también Óscar Gilbonio, de la Agrupación Cultural Ave Fénix, autor del ensayo: Hildebrando Pérez Huaranca, Edith Lagos y Jovaldo. Texto de combate;  Rocío Maldonado, una joven estudiosa que con Johanna Gonzáles aportó el ensayo: Mujeres ‘guerrilleras’: La participación de las mujeres en las FARC y el PCP-SL, los casos de Colombia y Perú. Y, como invitado, Dinnik Ascensios, autor del libro recientemente publicado: La ciudad acorralada
II
Cuando la socióloga Anouk Guiné tomó la palabra para explicar los motivos del evento, establecer un orden de intervenciones y el momento de las preguntas del público, el local presentaba ya un panorama llamativo. Por un lado, la sala principal rebalsaba. La escalera de acceso al segundo piso estaba copada. Hubo gente que decidió retirarse apenas llegaba, pues ya  no había lugar.
Pero por otro lado se apreciaba, según algunos acuciosos observadores, un grupo de Movadef/Fuddep. Se trataba de unas 20 a 30 personas, entre jóvenes y adultos, de un público de unas 120 personas aproximadamente. Desde su fundación en el 2009, el Movadef y hoy Movadef/Fuddep, a través de sus activistas, básicamente se han dedicado a recoger firmas día y noche en aras de la Amnistía General, el motor de toda su actividad política.
Dos veces, el 2013 y el 2016, han visto que la puerta del JNE se les cerraba y los dejaba en la acera abrazados a sus fardos de padrones, conseguidos a pesar de todo con enorme esfuerzo. Sin embargo, un nuevo fracaso, no debiera hacerles perder el tono y la cordura. Empezando porque debieran estudiar minuciosamente la causa de ellos. Le echan la culpa de todos sus males a la persecución política: cuando, en verdad, les han permitido adquirir sus kits electorales. Irónicamente, había retado la alta valla impuesta diciendo que lograrían la meta de firmas en menos de lo que canta un gallo. Pero esto de la persecución política ya suena aburrido. ¿Por qué no les piden a sus dirigentes una explicación convincente de su nuevo fracaso? ¿Por qué se dejan empujar, una vez más, a otras actividades y otros blancos de ataque cuando el tema de fondo está sobre la mesa y en su propia cancha?
Cuando Movadef/Fuddep ha ido a un evento académico donde se exponen posturas que no son las suyas, han ido básicamente a hacer desmadres. Eso se llama: «volar el evento». Y como si el mundo fuese de su propiedad, como un niño que se considera dueño de todos los juguetes, llegan a «exigir» que les den un lugar en el panel, porque lo otro es marginación, etc. El caso más recordado es del 2012, en la presentación del libro Profetas del odio, donde cumplieron el paradójico papel de regalarle a Gonzalo Portocarrero su primer y único best seller.
En ese escenario del Gremio de Escritores, donde Movadef/Fuddep asomaba, según nuestras fuentes, los ponentes estaban alertados de lo que podía ocurrir.
Antonio Zapata, el ponente más conocido, expuso tres puntos centrales. Pero podríamos resumirlo así:
A contracorriente de la visión maniquea de que las mujeres del PCP-SL, eran simples ejecutoras de órdenes, él ha descubierto que ellas tenían una notable capacidad de autonomía o agencia. Y lo ha descubierto o comprendido, afirma, en los tres años de entrevistas a Elena Yparraguirre, «la número 3». Y que con ella ha alcanzado una buena relación y empatía. A partir de ahí, Zapata concluye, sin más, estar abriendo una nueva explicación sobre SL que rebate la posición de Feliciano de que era una organización vertical. Si había autonomía entonces, sostiene, cada sección de la organización aplicaba según su manera y quedaba diseñado un terreno ambiguo de responsabilidades, tanto en dirección como en las bases.
Zapata, que considera estar haciendo Némesis II, no advierte que está concluyendo no una nueva postura interpretativa propia e innovadora, sino una versión coincidente con la de la cúpula de SL, que afirma que ellos tan sólo elaboraban las grandes ideas, y que cada quién hizo lo que quiso, fuera de su control. Y, además, como Zapata expuso sólo la sustancia de su nueva posición y evitó remarcar su distancia y oposición, los chicos del Movadef/Fuddep, se inclinaron reverentemente ante su intervención como lo único rescatable del evento y «lo más avanzado». La directiva o pauta, entonces, estaba clara.

III
Pero si Antonio Zapata moduló su discurso, quizá previniéndose de colisionar con Movadef/Fuddep, Óscar Gilbonio expuso su postura sin ambages ni medias tintas. Conversando con el escritor, nos aclaró que él tenía pensado exponer básicamente su ensayo y el libro Textos de Combate, pero dado el clima que se apreciaba prefirió, además, ponerlos en contexto  y ganar iniciativa.
Podríamos resumirla así: Él participó en una organización alzada en armas, por la cual purgó prisión. Que las condiciones histórico-sociales le llevaron a tomar una postura por la transformación social. Que estando en prisión abordó la  literatura y que fue desde tiempo atrás una de las voces que exigían un balance autocrítico de la organización. Que en la propia literatura, se aprecian los problemas de fondo que los dirigentes no quieren abordar. Pérez Huarancca, por ejemplo, ya expone la situación del Perú en los 80, y que en nada eso hablaba de un país semifeudal, como era el discurso de SL. Y que ese fue uno de los factores de su derrota.
Cuando Gilbonio intervenía, empezaron a producirse roces y tumultos. Alguien, desde las escaleras, gritaba:
Renegado, renegado.
Otro, empezó a arengar:
¡Abajo la farsa del juicio!
Venían pues con consigna: entre otros, la de convertir el evento en una tribuna para denunciar sobre el juicio que el Estado Peruano ha abierto al Comité Central del PCP-SL. Y como eran malamente tratados en tal juicio (rechazamos ese juicio, porque apunta contra dirigentes que ya cumplieron su condena, y deben salir en libertad), aquel que osara criticarlos pasaba automáticamente a convergir y ser cómplice, y por qué no agente del enemigo. Más valía callar, porque los «héroes revolucionarios», sobre todo el Felón Abimael Guzmán, estaban librando una batalla decisiva en los tribunales.
Pero yendo un poco más allá, se trata, por cierto, de un juicio traído de los cabellos, y que apunta a arrancar compromisos, creemos, no tanto de AGR y EYR dos capituladores en toda la línea, sino a los otros dirigentes que ya debieran salir en libertad, algunos de los cuales podrían tener muy firme su condición y su papel. Una larga vida dada a la revolución, no puede caerse como hojas de otoño porque el líder les dice que caminen de rodillas junto con él. Así, no cabe emboscar esta realidad ni esta virtual o probable contradicción a la vista,  por más que Guzmán aparezca ya encorvado, sin dientes y reclamando airadamente por médico privado.
Frente a estos gritos victimizantes propias de una portátil bien aceitada, otras personas que habían ido al Gremio a escuchar el debate, y pedían que los dejaran escuchar; que aquel era un lugar para la discusión de ideas, no para lanzar consignas.
Las grandes figuras de Mariátegui, Vallejo y Arguedas, lo observaban todo, impasibles, desde el banner del Gremio de Escritores del Perú. Mariátegui, con su mirada agónica y pura: el heroísmo de su existencia breve y fecunda nos emplaza a todos. Arguedas, sereno, en el apogeo de su vida trágica. Vallejo, pensativo, parecía seguir hilvanando en esa potente cabeza, versos universales.
El ánimo de los exaltados activistas del Movadef/Fudepp a todas luces era provocar un enfrentamiento. Y de un enfrentamiento sólo podía esperarse la finalización del evento. Por eso, algunos concurrentes nos dijeron:
Si bien les llamamos la atención, se notó que ellos empezaron a buscar enfrentamiento.
Un miembro del público, exigía que dejen hablar a Gilbonio. Y, en efecto, aprovechando su número y por orden terminante y marcial de un emperador de palo que bajó el dedo, se oyó:
¡Sáquenlo!―.
En el mismo momento un grupo del Movadef/Fuddep, que se creía dueño de la situación, lo empujó y agredió a empellones, bajándolo a la fuerza por las escaleras. Si hubiese tenido un grupo que lo apoyase, eso habría llevado a una batalla campal. Este activista popular que se resistió a la agresión manchera, tenía marcas en el cuello, fruto de la agresión, pero no se arredró y regresó al ruedo. Gilbonio, por su parte, terminó su intervención con el debido aplomo.
Anouk Guiné, moderó el debate hasta donde pudo y debió afrontar las preguntas e invectivas. Allá por el 2014, cuando Guiné, empezaba a profundizar en los entretelones del conflicto armado, Movadef le obsequió flores seductoras en Huamanga. Ayer fue saludada, hoy era atacada. Rocío Maldonado, que había intervenido primero, expuso un trabajo que evalúa si en verdad existió un carácter emancipador de la participación de la mujer en la Lucha Armada. Básicamente concluye que en SL se mantuvieron los moldes patriarcales. Dinnik Ascensios, por su parte, había comentado con detalle el trabajo de Antonio Zapata.

25 mar 2017

UN DESBORDE MÁS, SÍ IMPORTA


El reciente 15 de marzo cerca de un centenar de personas fuimos testigos del accionar –en vivo y en directo- del pensamiento Gonzalo y confirmamos sus defectos fundamentales que colocan en entredicho su autoproclamado carácter proletario: incapacidad para debatir y falta de espíritu autocrítico.

El suceso fue la inusual presentación de la revista EOLLE, conformada por 7 ensayos sobre el conflicto armado interno y la cuestión de género, y el escenario, el sobrio espacio proporcionado por el Gremio de Escritores del Perú.

Desde la convocatoria el espíritu de los organizadores era propiciar el debate. Tratándose de asuntos que nos remiten a la confrontación armada de los 80, cuyos rescoldos todavía perviven, era previsible que se manifestasen diversas opiniones. Si bien los ponentes se habían esforzado en que sus trabajos ofrecieran una mirada distinta de la establecida desde el Estado, no esperaban conformidades, sino opiniones críticas, disentimiento fundamentado.

Pero los seguidores de Abimael Guzmán se habían preparado para otros fines. No habían asistido a debatir sino a sabotear el evento. Sus coordinaciones, enlaces, movimientos entre el público, eran demasiado evidentes. Previamente tenían que denostar a los ponentes de modo que su voz quedara debilitada y sus ensayos perdieran peso. La única versión de los vencidos debe ser la de ellos, cualquier otra que discrepe, aun proviniendo de sectores del pueblo, estorba.

Ni las intelectuales Anouk Guiné y Rocío Maldonado, que batallaron por reflexionar acerca del papel de la mujer a contra corriente de los estereotipos maniqueos, se salvaron de la diatriba. El historiador Antonio Zapata, se retiró ofuscado porque no le permitían hablar. Los seguidores de Guzmán tuvieron micrófono libre, la oportunidad de ponerse a la altura y, una vez más, la arruinaron.

Y no erraron por falta de experiencia o ardor en la disputa. Erraron por problema de conducción, por problema de línea. Es así como habían sido orientados.

La contradicción rige en todo y debemos esforzarnos por registrar la realidad tal cual, adaptar el pensamiento a la realidad cambiante. ¿Se condice con la verdad afirmar que la guerra popular marchaba justa y correcta hasta la detención de Guzmán? ¿Corresponde a una dirección omitir el balance autocrítico de sus hechos? Estos eran algunos de mis planteamientos de fondo y para no responderlos había que adjetivar, imputar, gritar, callar la boca al oponente.

En otros tiempos resolvían expeditivamente con el artero balazo.

En los 80, me conmovieron el multitudinario sepelio de Edith Lagos y la heroica resistencia de los prisioneros de El Frontón, entre los cuales se encontraba José Valdivia Domínguez (Jovaldo).  A Hildebrando Pérez Huarancca lo leí a fines de los 90, cuando decidí incursionar en la narrativa. Los tres tomaron la pluma para expresar ante el mundo su pensar y sentimiento y cayeron abatidos en los primeros años del conflicto interno. Solo Edith reposa en una tumba conocida, un breve espacio de peregrinación y respeto. Reflexiones fueron surgiendo a modo de preguntas desde inicios de siglo y, estando en Venezuela, por fin pude esbozar respuestas, proponer hipótesis en un ensayo titulado Hildebrando Pérez Huarancca, Edith Lagos y Jovaldo  Textos de combate.

La figura de Hildebrando se había asociado a la masacre de Lucanamarca a partir de un endeble testimonio recogido por la CVR, sin desmentido oficial del PCP-SL. Edith parecía pervivir en la memoria de jóvenes inflamados o paisanos ayacuchanos. Solo Jovaldo había merecido la reedición de su obra, aunque su madre expresaba una posición sumamente crítica respecto a Guzmán y su conducción de la guerra.

¿Lucanamarca fue realmente una acción de repercusión positiva para los alzados en armas? ¿Hildebrando discrepaba con la caracterización partidaria de la sociedad peruana como semifeudal y semicolonial? ¿Por qué no se volvió a repetir una manifestación abrumadora como la del sepelio de Edith Lagos en 1982? ¿Pudo haberse evitado el sacrificio de Jovaldo y sus cientos de camaradas? ¿Se debe valorar al hombre sencillo, que con sus peros y todavías, se atrevió a levantarse? Cuestiones que martillaban cuando analizaba los escritos de cada uno. Concluí que no podía entenderlos en un plano puramente literario, sino en su integridad con el contexto político y social de la época. A la vez serviría para entenderme más, explorando retrospectivamente otras aristas en las decisiones que marcaron mi existencia.

La revista EOLLE acogió estas reflexiones, una revista extranjera preocupada por el mundo. Y las expuse en el evento, con acento apasionado, sí. Los gonzalistas se indignaron, era inaceptable atreverse a pensar. El odio de clase, que no profesan cuando apoyan el indulto a Fujimori, se desbocó. Lo que vino después está siendo ampliamente detallado por crónicas de diversos testigos.

Algunos de ellos se pronuncian, criticándoles. Los seguidores de Guzmán, como consuelo, se han defendido con el sofisma: Se trató de un desborde, el desborde es una ley, el mismo que usó su líder para justificar la masacre de Lucanamarca[1]. Pero la situación era totalmente distinta y había que captar el sentir de las masas. El auditorio estuvo repleto desde las siete en punto, eso demostraba el interés que concita el tema. Muchos habían asistido para conocer más acerca de un asunto poco o mal tratado, sobre el que existe un velo de censura y la confrontación de ideas era lo que se esperaba, no el acallamiento. Pero ciegos y sordos actuaron en contra. Es cierto que hubo exceso y fue el ejecutado por los seguidores del llamado pensamiento Gonzalo, totalmente alejados del estado de ánimo de las masas. Un desborde más –léase fracaso-, propiciado por tal pensamiento, qué importa. Bastará con afirmar fue una acción contundente, hemos logrado altísima cohesión, despanzurrado intelectualillos que sirven a la reacción y al imperialismo, agentes de la CIA, renegados, bla, bla, bla. ¡Y pobre de aquel que diverja!

Algunos ensayan otra defensa afirmando que procedieron así porque no se les incluyó entre los ponentes. ¡Qué descaro! Sumadas sus intervenciones abarcaron más tiempo que cualquiera de ellos. ¿Qué trabajo crítico han escrito para merecerlo? Es como si invitaras a alguien a tu casa y encima te quiere sacar a patadas. Ni repararon que entre los siete ensayos estaba incluido el de Pilar Meneses, una ex prisionera, Las mujeres peruanas sobrevivientes a penas de cárcel de más de 15 años por delito político. Entonces hicieron lo que hicieron, registrado está. Otros pudieron ver lo que no habían visto.

De mi parte conozco esa línea de acción desde hace casi 30 años. En 1998, estando en prisión, junto a otros detenidos propusimos luchar con nuestros familiares por mejores condiciones y libertad, generando una opinión pública favorable y esa línea se opuso tras que pondríamos en riesgo las conversaciones por un Acuerdo de Paz con el gobierno de Fujimori. No nos detuvimos. Luego quisimos educar y dar cultura al elemento humano y se resistieron pretendiendo destruir, entre tantos objetivos, una exposición de pintura al mismo estilo de la noche del miércoles 15. Tampoco se lo permitimos. Fundamos un pabellón donde se podía culturizar, luchar y laborar con más libertad y entendimiento, donde la Agrupación Cultural Ave Fénix desató su iniciativa organizando  encuentros de escritores y escritoras, conciertos, exposiciones de arte, pintura, afiches y tantas obras inimaginables entre rejas.

Soy un disidente de la estupidez política, del dogmatismo, del autoritarismo. Es la verdad pura. Soy –o me esfuerzo en ser- practicante de la dialéctica y de las enseñanzas de Mariátegui.

El historiador Antonio Zapata se preguntaba en su ensayo  Elena Yparraguirre: La mirada de la número tres  cuánto pudo haber influenciado en el PCP-SL el hecho que una de sus más altas dirigentes, la camarada Miriam, haya provenido de un hogar encabezado por un activo militante aprista y haya tenido una formación religiosa, casi monástica.

Los seguidores de Guzmán se encargaron de responder, sin proponérselo y ante la luz pública, estas interrogantes de carácter fundamental para una agrupación que todavía se reclama, parte del campo popular y, en no pocas ocasiones donde puede y se le permite, auténtica y única representante del pueblo.

Sus métodos de lucha son la antípoda de los usos del Amauta, concurren nítidos con los del tristemente célebre aprista búfalo Pacheco y su pensamiento exuda metafísica por los poros: invierten el proceso del conocimiento y pretenden que la realidad se ajuste al pensamiento. Algunos hablaron de lo que no conocían ni habían leído. Mi ensayo se fundamenta en alrededor de 40 fuentes, entre libros, documentes del PCP-SL y entrevistas. Sin embargo exigían fuentes. Cuando se les fue respondiendo no aguantaron y patearon el tablero.

Armado el despelote pretendieron ser condescendientes con Zapata quien ya se había retirado. O tampoco lo leyeron o decidieron ser más permeables para colgarse de alguien.

En fin, todos aprendimos algo, incluso aquellos que todavía siguen la torcida línea del pensamiento Gonzalo, y más todavía, aquellos de mente crítica y corazón valiente, que se acercaron para compartir ideas y proyectos.

Oscar Gilbonio







[1] Lo que necesitábamos era que las aguas se desbordaran, que el huayco entrara, seguros de que cuando entra arrasa pero luego vuelve a su cauce. La entrevista del Presidente Gonzalo.  http://www.solrojo.org/pcp_doc/pcp_0688.htm



10 mar 2017

REPENSANDO LA MIRADA OFICIAL DEL CONFLICTO INTERNO

Viene circulando a nivel internacional la revista francesa EOLLE, órgano de la Université du Havre Normandie, que en su número 7 contiene valiosos ensayos sobre el conflicto armado interno en el Perú y la cuestión de género. Algunos de ellos permiten re-pensar la historia oficial, es decir, la versión maniquea impuesta desde el Estado peruano en su condición de vencedor, así como la difundida por los órganos y canales de la propia agrupación subversiva.

Dos años de entrevistas con la camarada Miriam proporcionaron al historiador Antonio Zapata un valioso material testimonial para elaborar Elena Yparraguirre: La mirada de la número tres. Sobre su padre, Elena confiesa su ardiente militancia aprista y su compromiso con la masonería. Respecto a sí misma, su férrea  formación cristiana, con énfasis en la educación primaria. ¿Cuánto influenció esto en la naturaleza del PSP-SL, máxime si se trataba de la dirigente número tres, quien tras la extraña muerte de Augusta La Torre (Norah) pasaría a ocupar el segundo lugar además de nueva consorte de Abimael Guzmán? Es una de las interrogantes que se plantea el historiador.
La investigación también detecta la pretensión de Elena —al igual que Abimael— de eximirse de su responsabilidad en la conducción de la guerra y, sobretodo, de sus manifestaciones extremas. Si el CC diseña la línea general, entonces el responsable de base siente que solo está aplicando lo que la dirección ha decidido: por lo tanto, él no es responsable, simplemente tiene que obedecer. Pero para el CC, los planes concretos y los ajusticiamientos selectivos en particular son hechura de los responsables de las bases y de los comités. Así, el mecanismo de toma de decisiones permitió evadir la responsabilidad moral del núcleo dirigente. Elena no escatima en señalar a Laura Zambrano (c. Meche), maestra de profesión, como la transmisora de la orden para la ejecución de la condenable masacre de Lucanamarca.
Respecto a las mujeres en la dirección del PCP-SL, Zapata concluye: Dispusieron de un margen de agencia bastante elevado y que lo ejercieron con autoridad y firmeza, aunque en última instancia le tenían una devoción y respeto a Guzmán que parece cercano a la mística pasional.

Zapata delinea las dos estrategias enfrentadas: del Ejército y el PCP-SL, señalando lo que supone falencias y aciertos en cada una. Precisa el papel clave de Norah: Al faltar Augusta y su rigor para el análisis político, Guzmán pensó en forma grandilocuente. Era una antigua costumbre, cada vez que Sendero estaba en problemas, su dirección salía de ellos sin afrontarlos, sino cambiando de escenario. En esta ocasión sostuvo que Sendero estaba entrando al “equilibrio estratégico” y que debía pasar de la guerra de guerrillas a la guerra de movimientos. Era una fuga hacia adelante... la política dejó de estar al mando y se produjo el baño de sangre de 1992.
Estas conclusiones coinciden —o confirman— las posiciones que algunas facciones o miembros disidentes del PCP-SL venían sosteniendo desde el 2012 con mayor claridad y en relación a la necesidad de un balance autocrítico. Guzmán trató de silenciarlos pero, apelando a su propia cosecha, es válido recordar que la realidad termina por imponerse.
La vida y obra de tres escritores insurgentes, caídos en diversos periodos del conflicto, permiten a Oscar Gilbonio, miembro fundador de la Agrupación Cultural Ave Fénix, reflexionar sobre arte —en especial literatura— y sus conexiones con el entorno histórico, social y político previo al estallido del conflicto en 1980 hasta la matanza de los penales acaecida en 1986. El ensayo se titula Hildebrando Pérez Huarancca, Edith Lagos y Jovaldo  Textos de combate.
Del análisis del libro Los Ilegítimos del primero, surge una aseveración: Hildebrando no deja de enaltecer a los protagonistas del pueblo, como héroes anónimos que se elevan siempre con una victoria moral, de principios, y resultan al fin superiores ante pruebas u ordalías que nos presenta la vida.  Y confronta los relatos del escritor con la posición oficial del PCP-SL en el sentido que este propugnaba el carácter semi feudal de la sociedad peruana en tanto que aquel nos mostraba un escenario ayacuchano —en Cangallo— donde ya se desenvolvía y manifestaba el capitalismo.

Poco se ha investigado respecto a la motivación de los jóvenes para incorporarse a la lucha armada. El sociólogo Dynnik Asencios tiene un trabajo meritorio: La ciudad acorralada. Por su parte, Gilbonio al escrutar los versos de Edith Lagos, afirma: Muchos jóvenes se plegaron a la lucha armada, más por sentimiento, pues no tenían un conocimiento profundo de la política, la economía y la sociedad. Según Edith, no deben quedarse en sentir, sino también, y en primera instancia, vivir; asimismo, gritar y tantas cosas más que forjan el sentimiento y la razón. Expresa el espíritu revolucionario de la época, el amor por la vida, el ¿qué hacer?
Finalmente sobre José Valdivia Domínguez, el malogrado vate, asevera: Jovaldo es un trovador del pueblo que zahiere la mirada convencional de los asuntos ecuménicos a la orden del día, proponiendo una versión distinta y alentadora. Se adhiere al movimiento y acompaña el sacrificio de trescientos prisioneros en 1986.

Los tres investigadores, estarán presentes el miércoles 15, en el local del Gremio de escritores del Perú (Jr. Lampa 208) a las 7pm con motivo de la presentación de la revista bajo la conducción de Anouk Guiné, quien ofrece un estudio reciente sobre Augusta La Torre y el Movimiento Femenino Popular.
Braulio Morante

25 dic 2016

TEXTOS DE COMBATE: UNA MIRADA AL ENSAYO RETROSPECTIVO...


Edith Lagos, José Valdivia Dominguez (JOVALDO) e Hildebrando Pérez Huarancca, son nombres que tal vez  a muchos los remonta a los años 80, a la violencia armada que azotó el Perú durante poco más de dos décadas y, tal vez a otros sólo les sabe  a olvido. Pero estos tres escritores y guerrilleros son eje central del libro titulado “Textos de Combate”  (Ave Fénix Ediciones) de Oscar Gilbonio, destinado para la revista francesa EOLLE, de la universidad de Le Havre, cuya presentación será la próxima semana (según informa el autor) y cuyo borrador final acaba de llegar a mis manos, por lo que decidí darle una lectura veloz, previa a la presentación oficial.
Oscar Gilbonio trata de asomarse a las vidas trágicas (y lo logra de forma muy positiva) de estos tres personajes, que fueron antes que nada soñadores y románticos, inclinándose de esta forma a la literatura; dos de ellos a la poesía y uno a la narrativa. Las obras de los tres, son muy poco conocidas en el ámbito literario peruano y los tres murieron en el transcurso del suceso armado iniciado en mayo de 1980,  a temprana edad y en diferentes circunstancias, durante los primeros 6 años de conflicto interno.
Al leer “Textos de Combate” de Oscar Gilbonio, uno puede asomarse a la vida de los tres jóvenes martirizados en el fragor de la guerra; rescatar datos no conocidos hasta la fecha sobre estos que en diferentes medidas, militaron para el PCP-SL. Se adentra  también a la investigación biográfica, y a la vez un poco a la investigación sociológica. 
Aclara el autor que quiere hacer un análisis sobre la obra de los mencionados demostrando su validez como textos literarios, así como obras enlazadas a un contexto histórico, partiendo de los conceptos de Escajadillo y Mariátegui principalmente, además de rescatar el arte que practicaban estos tres destacados militantes del grupo subversivo. 
 En este aspecto, noto que Gilbonio al asomarse al análisis del contexto histórico no puede evitar irse con más intensidad hacia el lado político, tratando de contextualizar el tiempo en que fueron escritos los textos y a la par busca criticar, desvelando errores garrafales en la posición planteada por el entonces Abimael Guzmán Reynoso que quería realizar una guerra interna al estilo Mao Tse-tung en China.
 Ahí es donde veo que el análisis literario, hablando de la forma, estilo o generación literaria (que sí la hay aunque no tan amplio como se debería), desde mi perspectiva, pierde intensidad y el autor se vuelca al estudio del contexto-histórico y al análisis político de las concepciones ideológicas de los tres escritores contrastándolas con la planteada por la directiva del grupo subversivo, que desató una guerra cruenta en el país.
Sin embargo, el autor de “Textos de combate” no cae al tedio o al alargamiento, ni a un estilo ensayístico propiamente político, sino que mantiene su ensayo literario dentro de un ritmo dinámico, analizando  más el fondo de las creaciones de los tres escritores y sacando de ellas o relacionándolas con lo vivido por cada autor.
 No me explayaré demasiado, pues ya más adelante se hará un análisis detallado del libro. Otro de los puntos destacables de esta publicación es que nos remonta a tiempos históricos que tuvo que afrontar el Perú, a la vida trágica, romántica, apasionada y corta de tres literatos, que pese a no ser considerados oficialmente, aún superviven en la memoria del pueblo peruano, pues no es raro escuchar entre los gremios de trabajadores, alguno que otro poema de Jovaldo o en Ayacucho (entre cantantes o declamadores o campesinos), el recital de algún verso de Edith Lagos, como tampoco les es ajeno a los especialistas en literatura peruana hablar sobre los cuentos de Hildebrando Pérez Huarancca, considerado neoindigenista en este libro, pero a la vez premiado por sus narraciones, donde la crítica especializada, asegura encontrar realismo mágico en sus cuentos.

"Textos de Combate" es para mí, recomendable....
J. Miguel Vargas Rosas