Publicamos la segunda
parte de la crónica de Sandro
Westphalen, extraída de la revista digital Viejo Topo (en remodelación). Desde aquel 15 de Marzo, día de los
sucesos, muchas cuestiones se han despejado. El libro que anunciara Antonio
Zapata ha sido publicado y se presenta hoy -aquí se expresan algunas opiniones sobre su línea de investigación-; la política de sabotear eventos, al estilo de la
bufalería aprista, sufrió una nueva derrota en el II
Congreso
Internacional Karl Heinrich Marx de la UNMSM; la convergencia entre el Fujimorismo y la línea de Guzmán, que algunos se niegan a ver, se evidencia más; la revista EOLLE N° 7 sigue difundiéndose y tuvo una reciente presentación en Ayacucho.
CRÓNICA: PREPOTENCIA Y ASALTO A LA RAZÓN DEL GONZALAJE
AVANZAN PERSPECTIVAS CRÍTICAS A PESAR DEL DESMADRE
DE MOVADEF/FUDDEP EN EL GREMIO DE ESCRITORES DEL PERÚ.
Escribe: Sandro
Westphalen
De Viejo
Topo
I
Algunos nos confiaron
que esperaban la llegada de miembros del Movadef/Fuddep, pero no que éstos coparan
las primeras filas de asientos y que a punta de gritos pretendieran adueñarse
de las intervenciones. En efecto, la ronda de preguntas pretendió ser la lista previamente
preparada por el Movadef, y que a golpe de abucheos aprobaran o desaprobaran
quién debía intervenir. Es como ocurre en sus «Congresos»
donde ya está establecido quién debe hablar, a quién lapidar y qué acuerdos han
de tomarse.
Venidos desde varios
puntos de Lima ―Comas, Villa el
Salvador, Los Olivos, etc.― para este evento
académico, estos activistas pensaban quizá que no tenía por qué ser distinto.
Total: ellos son la parte más avanzada del pueblo y el resto o es izquierda
caviar u oportunistas. A lo que se sumaban, proimperialistas, reaccionarios y
agentes de la Dincote.
Esto nos ha hecho
recordar a la novela El capitán Alatriste.
En el teatro madrileño, los más avezados discutidores y pendencieros, los mosqueteros,
oficiaban de voz definitiva de la crítica teatral de la España del siglo XVII;
sí, la del Siglo de Oro.
Uno de los hechos más
irónicos ocurrió sin duda, cuando alguien del público pedía la palabra, y se
escuchó esta aprobación de los mosqueteros
del Movadef/Fudepp
― ¡Ese sí es compañero, déjenlo que
hable!
Resulta que tal
intervención versó sobre la defección de Guzmán; que mientras el contingente
combatía, él no lo hacía, no se puso a la cabeza. Como sabemos: Guzmán vivía
bien y bebía whisky en sus viviendas de San Isidro, Miraflores o Monterrico. Tal
contundente intervención de claro corte proletario dejó esbozada además la
crítica al fracaso de la ‘lucha por un acuerdo de paz’, señalando sutilmente la
claudicación de Guzmán e Yparraguirre.
Las preguntas o
intervenciones del Movadef, unas ocho, giraron
en esto: Que el trabajo de Gilbonio quería comprobar una cuestión previa, sus
posiciones, y que era reniego, que era subjetivo ―el
mismo floro de Huamanga, 2015―. Que Gilbonio quería
«levantar»
a los artistas Pérez Huarancca, Edith Lagos, Jovaldo, para «contraponer» ―la misma jerga que contra Mariátegui y Edith Lagos―.
Que los planteamientos de Anouk o Maldonado eran anticientíficos y que no
“compulsaban las fuentes”. Que la posición de Anouk era reaccionaria e
imperialista al descalificar la guerra popular (¿). Que Anouk enarbolaba que
Norah planteaba una “línea contraria” a la línea del PCP y que lo hacía sin
fundamentos y que ellos sabían quiénes eran las fuentes (¿amenaza?). Que
Gilbonio atacaba a la dirección «En
un contexto nacional donde la reacción ataca a la dirección del PCP»
y cuando se nos persigue (al Movadef/Fuddep), «a
pesar de que estamos por la reconciliación y la amnistía general».
Que en cambio, Zapata sí, era lo rescatable
y más avanzado porque reconoce que las mujeres enarbolaban ideología que
las ha hecho inmunes a hincar rodillas (sic).
La lucha de clases en el Perú se reduce,
entonces, a la burbuja de una cúpula derrotada consecutivamente, y a lo que
ésta haga en un tribunal para salvar su pellejo. Es decir: Se reduce y concentra
en un movimiento fracasado por sus propios errores, que está terminando por
perder los papeles y que vuelve a echar mano del viejo libreto de la
victimización. Y, en el peor de los absurdos, que pretende victimizarse
agrediendo.
Un nuevo desmadre, esta vez
reseñado por diversos medios y personas, entre ellos el caricaturista Carlos
Tovar, en un evento donde quienes se autocalifican de marxistas-leninistas-maoístas,
no tenían nada que ofrecer (1)
II
Pero hubo otras
intervenciones muy puntuales. La de una joven, que ante el griterío, sobre todo
contra Gilbonio, de «cuáles son las
fuentes»,
les dijo:
―Tanto
reclaman las fuentes, hagan pues Uds., sus investigaciones y publíquenlas,
expongan sus fuentes. Y hagan su balance autocrítico para que las nuevas
generaciones conozcan lo que pasó.
Otra intervención le
inquirió a Antonio Zapata si ratificaba que esa entrevista era cierta. Que ahí
se apreciaba delación, por ejemplo señalar a Laura Zambrano como la dirigente
que «cohesionó»
para la acción de Lucanamarca.
El griterío infantil alzo
sus decibeles, el recinto retumbaba. Zapata quiso terciar para calmar a esa
parte del auditorio, totalmente ofuscado por haber escuchado otras
perspectivas. Los chicos mlmpege, no
han aprendido a endurecer el cuero cabelludo. No le hicieron caso, lo
desairaron, y Zapata finalmente desapareció entre esa apretada audiencia y
salió a respirar hacia esta Lima azotada por riadas, huaicos y desbordes mil.
Se reanudaron las intervenciones
del público. Una, por ejemplo, pedía explicaciones a la cúpula, por qué en el
Museo a los Héroes, no está el nombre de la desaparecida Norah, Augusta La
Torre Carrasco. Y otra, donde se incidió en el carácter maoísta de la
perspectiva literaria de Gilbonio y la pertinencia de sus preguntas y
exigencias autocríticas.
Debió pasarse a una
segunda vuelta. Gilbonio tomó la palabra y el griterío de los mosqueteros alzó sus volúmenes. Pensando
que el ponente arrugaría, no
esperaban que empezara a detallarles, precisamente, las fuentes que reclamaban.
Y entonces, mientras los chicos del Movadef/Fuddep gritaban «quieren
volar el debate», ellos mismos empezaron
a impedir que Gilbonio hablara.
Las tumultuosas tácticas
del Apra, maestros de Guzmán y de Yparraguirre para romper asambleas y asaltar
sindicatos, son cada vez más y mejor encarnadas por una organización que hace
tiempo cambió de color.
III
Un joven intelectual,
convocado de emergencia por Anouk Guiné,
intentó volver a calmar las aguas agitadas:
―No
destruyamos este espacio de debate. Mañana el diario Ojo, estará sacando esto. Tenemos que aprender a debatir y
escuchar.
A los pocos minutos
ese mismo intelectual de buenas maneras estaba casi cercado, contra la pared,
acosado por un grupo de enardecidos activistas del movimiento que pregona la «democratización»
y la «reconciliación» de la sociedad peruana en su conjunto.
Momentáneamente las
cosas parecieron calmarse, se hicieron unas preguntas más, pero el tumulto se
reanudó. Los conductores del evento dudaban. Pero a pesar de que pasaba el
tiempo y de que no parecía viable proseguir, no decidieron suspenderlo.
Finalmente, creyendo haber
cumplido eficazmente una «contundente acción» de ¿sabotaje? ¿zozobra?
¿agitación y propaganda?, el ya satisfecho grupo de mosqueteros del Movadef/Fuddep empezó a retirarse de la sala.
Yendo a un análisis más
concreto ¿Qué opinión se habrán llevado esas otras 60 a 70 personas, entre
intelectuales, personas de a pie, jóvenes, que asistieron a un debate de ideas?
¿Qué impresión se habrán llevado esas personas mayores y de respeto, que incluso
podrían simpatizar y apoyar a aquel movimiento? Esta crónica, escrita al día
siguiente de los sucesos, no contó que saldrían a la luz las indignadas opiniones
ya conocidas.
La pregunta de rigor
cae de madura: ¿Quién mandó a montar semejante desmadre en tiempos de
tecnología 2.0? ¿Cómo aplicaría aquí el historiador Antonio Zapata sus tesis de «agencia»,
donde justamente la consigna parecía ser no tocarlo a él, pero sí a Gilbonio, Guiné y Maldonado? ¿Vamos
otra vez a explicarlo por la teoría de
los excesos y de que «el desborde es una
ley»
como sostenían algunos activistas del Movadef, más nerviosos que despistados?
Las
aproximaciones y convergencias entre el Fujimorismo y la línea de Guzmán desde
las conversaciones por un Acuerdo de Paz fueron señaladas en la exposición de
Gilbonio. Jóvenes del Movadef se indignaron: las verdades tarde o temprano se
develan y no se rebaten con mal genio o gritería (2)
Por lo pronto,
sabemos que los libros de Gilbonio y
Ave Fénix ―aunque
entendemos no era su objetivo principal―,
se vendieron muy bien en el evento, y que se le acercaron varios jóvenes invitándolo
a que participe en otros coloquios. Sabemos que el compendio de Anouk, que no
era para venta, circuló y se distribuyó muy rápido y que unos jóvenes editores
le han propuesto publicarlo.
Y que Dinnyk Ascensios y Rocío Maldonado, que habían concurrido con buen ánimo a un debate
alturado, estaban amargamente decepcionados por la turbamulta y los ataques
personales y por qué no decirlo: indignados.
Un intelectual popular
nos confesó al final, casi suspendido en el aire frente a algo que se asimila
muy de a pocos:
―Yo he contemplado todo lo ocurrido, absolutamente fascinado.
He visto la lucha de clases.
Interpretamos así su
sana sensación: A pesar de blandir la amenaza del número y el griterío,
Movadef/Fuddep no triunfó. Más bien, ha vivido otra derrota ante las masas y
ante decenas de intelectuales. La repercusión es grande.
EPÍLOGO
Con el paso de los
días se ha ido aclarando mejor el por qué la ofuscación de la portátil de mosqueteros furibundos. En el caso de Anouk Guiné ha desarrollado desde el
2010, independientemente, una línea de investigación sobre Augusta La Torre.
A la cúpula
Guzmán-Yparraguirre parece no haberle gustado que otras voces, de alcance
internacional, lleguen también a entrever el asesinato de la revolucionaria
ayacuchana y que las huellas del crimen lleven justamente a los que
supuestamente la lloran y llaman «Agustita»
en el peor de los fariseísmos. Por eso, creo, han mandado a atacarla de «imperialista
y agente de la CIA», pese a que sus planteamientos no se iban a tratar en el evento ni son
parte de la publicación de esta edición 7 de Eolle.
Ese es el método ‘pensamiento Gonzalo’ para aterrorizar intelectuales. Sus
mediocres trollers de San Isidro y
vida libertina, creen poder ayudar a hundir a la investigadora de fuste.
Y, respecto a Óscar Gilbonio, es un escritor que
crece y convoca. De ahí que la cúpula Guzmán-Yparraguirre venga envenenando a
jóvenes inexpertos en esta especie, que por supuesto caerá fácil. Que el
escritor es un «soplón de la Dircote».
Bueno, bajo este mismo método de lucha ‘pensamiento Gonzalo’, aunque en
escenarios distintos, Guzmán e Yparraguirre envenenaron a participantes de la Lucha
Armada para que asesinaran a María Elena Moyano. De modo tal que no
tuvieran miramientos ni compasión, si tocaba asesinarla delante de sus hijos;
ni remordimientos después de que dinamitaran su cadáver. Y luego, consumado el
crimen político, la pareja de las limpias
vidas se lavara las manos de que no tuvieron nada que ver con esa acción ni
con que se dinamitara su cuerpo, incluso invocando ante la CVR su profunda y
arraigada formación cristiana.
Por eso es ominoso y
cruel que Antonio Zapata, que se volcó a la investigación del fenómeno
subversivo conmovido por la muerte de la dirigente afroperuana, de su misma
identidad política y amiga suya, este ayudando a escamotear las responsabilidades
políticas y directas de sus auténticos verdugos.
Con todo eso, Zapata,
«el
más avanzado y rescatable» de la noche del 15
de marzo del 2017, suele comentar de este modo, tras bastidores, cuando se
trata de las tentativas de echar luz autocrítica en la historia reciente,
frente a los oscurantismos de Guzmán-Yparraguirre:
―Ah,
es problema entre ellos; es problema de la terrucada.
La cosa, entonces, no
sería con él.
Óscar
Gilbonio, al que sobremanera han ido a vituperar y doblegar
sin conseguirlo, sin embargo, no está solo. Miles de voces y de miradas en el
movimiento popular peruano y fuera del país, y de la intelectualidad
democrática, están pendientes de esta nueva amenaza y de este nuevo asalto a la
razón y al sentido común por parte del gonzalaje.
Lima, marzo del 2017.