Nicanor Segundo Parra Sandoval nació en Chile, en
San Fabián de Alico, el 5 de septiembre de 1914. Gabriela Mistral lo llamó en
mil novecientos treinta y ocho adelantándose a sus futuros reconocimientos: El
futuro poeta de Chile.
Cumple hoy 101 años de vida y nos sumamos a su
alegría y a la del pueblo chileno por contar con este insigne poeta, físico y
matemático, galardonado muchas veces. Entre sus más reconocidas distinciones
están el Premio Nacional de Literatura. El Premio Cervantes que le fue otorgado
reconociendo la valía de un creador universal, junto a la necesidad de la
búsqueda de nuevas formas de expresión y la exploración de las fronteras
comunicativas del ser humano. Debido a su avanzada edad no pudo asistir a
la premiación, asistió en su lugar, su nieto Cristóbal Ugarte. Para la
ceremonia, Nicanor envió de regalo su máquina de escribir, a la que llama “la
máquina del tiempo” y un poema oculto en un sobre sellado con instrucciones
para que sea abierto dentro de 50 años.
Recibió igualmente el Premio Reina Sofía, el Premio
Juan Rulfo y el Premio Iberoamericano de Poesía, siendo elegido de manera
unánime por su gran trayectoria, por su aporte al enriquecimiento del
lenguaje poético latinoamericano, por su humor, su ironía, su mirada
infatigablemente crítica y por la extraordinaria diversidad de sus búsquedas
como antipoeta, poeta visual y traductor. El premio correspondió a sesenta
mil dólares, más un diploma y una medalla. Al ser informado el poeta señaló: No
es la primera vez que me dan un premio que no merezco y espero que no sea la
última. Me querellaré contra quienes resulten responsables.
El poeta ha sido postulado al Premio Nobel de
Literatura en diversas ocasiones. La primera por la Universidad de Nueva York,
la segunda por la Universidad de Concepción y la tercera por la Universidad de
Chile.
Nicanor es el mayor de nueve hermanos, nació en el
seno de una familia modesta sometida a la precariedad económica y a continuos
cambios de residencia. Su padre, Nicanor Parra, era maestro y músico y su
madre, Rosa Clara Sandoval, costurera. Ella solía cantar canciones folklóricas.
Tres de sus hermanos llegaron a ser reconocidos artistas populares: Roberto,
Eduardo y Violeta. Tiene tres hijos: Catalina, artista visual, Colombina
y Juan de Dios, músicos.
En 1927 ingresa al Liceo Hombres de Chillán, donde
cursó hasta el quinto año de humanidades. Luego parte a Santiago para terminar
la educación secundaria gracias a una beca de la Liga de Estudiantes Pobres.
Más tarde ingresa al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile donde
estudia Matemáticas y Física.
En 1935 publica su primer libro: Cancionero sin
nombre. Según la crítica especializada, el modelo de este poemario fue el Romancero
Gitano de Federico García Lorca. En ese libro Parra incorpora la figura
métrica del romance y el hablante poético como personaje de los versos, existen
en sus letras elementos que prefiguran ya la antipoesía.
Regresa el poeta a Chillán para desempeñarse como
profesor de Matemática y Física en el liceo donde había estudiado. Al año
siguiente obtiene el Premio Municipal de Santiago por su contribución a la
física y la matemática.
Mediante una beca viaja a Estados Unidos a estudiar
mecánica avanzada en la Brown University y al regresar se incorpora a la
Universidad de Chile como profesor titular de Mecánica Racional. Luego es
Director de la Escuela de Ingeniería. Más tarde, con la beca del Consejo
Británico estudia Cosmología en Oxford y después de haber pasado como alumno
conflictivo fue designado como Profesor Honorario de tan distinguida
Institución.
En 1954 aparece su segundo libro: Poemas y
antipoemas. El poeta ha sido uno de los más importantes protagonistas de la
literatura chilena desde la segunda mitad del siglo XX. Su inteligencia,
curiosidad y capacidad de observación lo llevaron a ser un gran conocedor de la
cultura que lo rodeaba, lo que lo llevó a analizar y profundizar su propio
trabajo. Es considerado el creador de la antipoesía; una propuesta literaria
distinta con versos cargados de ironía utilizando un lenguaje coloquial,
directo, con un ritmo que se adapta a la circunstancia a la que se refiere,
produciendo un corte radical en la poesía de América Latina. Él mismo declaró
alguna vez reconociendo el impacto que su poesía causó en la literatura: la
antipoesía no es otra cosa que el ying y el yang, el principio masculino y
femenino, la luz y la sombra, el frío y el calor. La poesía es crear vida en palabras,
realmente eso es lo que me pareció que tenía que ser la poesía. Una vez que se
acepta este punto de partida, caben muchas cosas en la poesía, no tan sólo las
voces impostadas, sino también las voces naturales, no tan sólo los
sentimientos nobles, sino también los otros, no tan sólo el llanto, sino
también la risa, no tan sólo la belleza, sino la fealdad. Me pareció que la
clave de todo el problema estaba en la palabra vida; y la antipoesía no es otra
cosa que vida en palabras. Durante medio siglo la poesía fue el paraíso
del tonto solemne hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa. Suban si
les parece. Claro que yo no respondo si bajan echando sangre por boca y
narices.
Desde entonces la producción de Nicanor Parra ha
sido prolífica: Versos de salón, Canciones Rusas, Obra Gruesa, Artefactos,
Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui, Chistes para desorientar a la poesía,
Coplas de Navidad, Poesía Política, Hojas de Parra, la Cueca Larga, que nos
muestra los festivos ritmos populares chilenos y muchos más títulos.
Declaró el poeta que su “maestro absoluto” fue
Franz Kafka y que algunos otros autores que lo influyeron fueron: Walt Whitman,
Federico García Lorca, Julio Cortázar, Gustavo Adolfo Bécquer, Ernesto Cardenal
y Juan Rulfo.
La poesía de Nicanor no se parecía en nada a lo que
escribían los poetas de su época. En una ocasión Pablo Neruda escuchó los
versos de Parra recitados por él mismo durante una velada en su casa en Isla
Negra. Al terminar la lectura felicitó al poeta y le preguntó cómo había
sido capaz de escribir a partir de la nada. Neruda, personificando la
antigua forma de escribir, quizás visualizó que sería la primera víctima de esa
nueva escritura. Y así, los poetas se distanciaron. En una entrevista años más
tarde Parra expresa: Nunca fui el autor de nada, porque siempre he pescado
cosas que andaban en el aire.
Nicanor Parra es también un escultor, un artista
visual. Su obra se ha expuesto en Estados Unidos, España y Chile. Escribió y
diseñó Artefactos. Según sus propias palabras se encargó de
seleccionar de los textos hablados, aquellos más significativos, aquellos que
contienen una mayor cantidad de energía. Por ejemplo, su artefacto USA
dice: Donde la libertad es una estatua. Y en otro escribe: Yo no soy
derechista ni izquierdista, yo simplemente rompo con todo. Tal vez se
refería a su visita para tomar el té con la esposa de Richard Nixon que le
costó la hostilidad de la izquierda chilena.
El prólogo del Catálogo de la exposición Artefactos
Visuales en Madrid titulada Ocho segundos de Nicanor Parra lo escribió
Roberto Bolaño que expresa: Sólo estoy seguro de una cosa con respecto a la
poesía de Nicanor Parra en este nuevo siglo: pervivirá. Esto por supuesto,
significa muy poco, y Parra es el primero en saberlo. No obstante, pervivirá,
junto con la poesía de Borges, de Vallejo, de Cernuda y algunos otros. Pero
esto, es necesario decirlo, no importa demasiado.
El que sea valiente que siga a Parra. Sólo los
jóvenes son valientes, sólo los jóvenes tienen el espíritu puro entre los
puros. Pero Parra no escribe una poesía juvenil. Parra no escribe sobre la
pureza. Sobre el dolor y la soledad sí que escribe; sobre los desafíos inútiles
y necesarios; sobre las palabras condenadas a disgregarse, así como también la
tribu está condenada a disgregarse.
Un apunte político: Parra ha conseguido sobrevivir.
No es gran cosa, pero algo es. No han podido con él ni la izquierda chilena de
convicciones profundamente derechistas ni la derecha chilena neonazi y ahora
desmemoriada. No han podido con él la izquierda latinoamericana neostalinista
ni la derecha latinoamericana ahora globalizada y hasta hace poca cómplice
silenciosa de la represión y el genocidio.
Hoy en día Nicanor Parra todavía maneja su
escarabajo y expresa: Renuncié a la literatura y me dedico a escribir frases
de los niños. Es un excelente conversador, un hombre genial sin edad
definida, actual y lleno de humor, aparte de ser galante y muy cortés.
Conversar con él es aprender sin estudiar, es irse a lo profundo. Quien haya
conversado con el poeta habrá sentido estar ante un erudito, que sin
afectaciones y con un manejo limpio del lenguaje enlaza en una frase conceptos,
un sabio consejo, un cuento, las obras más recientes, un chiste, una cita exacta
o una respuesta certera.
En febrero del año pasado visité Isla Negra y con
el poeta chileno Alfred Asís, el poeta uruguayo Enrique González y los poetas
bolivianos René Aguilera y Guido Medinacelli fuimos a visitarlo para entregarle
el libro Cien poemas a Nicanor, editado por Alfred, que también vive en
Isla Negra, donde poetas de diversos países unieron sus letras para
homenajearlo. Igualmente René, presidente de la Unión de Escritores de Tarija,
le otorgaría la Medalla de Oro Castillo Azul en reconocimiento a sus letras.
Creo que todos teníamos una emoción contenida,
pensando si sería posible que nos recibiera, se dicen tantas cosas, que no da
entrevistas, que no recibe visitas, pero con nosotros fue todo lo contrario.
Gentilmente nos recibió en compañía de su amiga y ex alumna Tati.
Muy emocionado recibió la medalla y el libro. A mí
me pidió que leyera uno de los poemas y yo fui un poco egoísta y leí el mío.
Luego me pidió leer en un libro muy querido por él, el Epistolario de Diego
Portales. Allí escogió una carta dedicada por Portales a la señorita Z. El
contenido de la carta era jocoso y todos reímos. Luego mandó a preparar té,
bailamos cueca y nos retiramos sin ganas de irnos para no abusar de su
excelente hospitalidad. ¡Gracias Nicanor! Conocerte y compartir contigo fue un
gran privilegio para todos nosotros.
Maigualida Pérez González
(De la columna educativa Algo para aprender)