Acabo de dar una ligera leída al libro “Desde la Persistencia II”, publicada por Ave Fénix ediciones y por la Asociación Cultural que lleva el mismo nombre. Al terminar, queda esa terquedad de la memoria por evocar los tiempos históricos y admirar personajes loables, mientras el viento trae su suave nostalgia.
Los seis cuentos que se muestran en esta edición, tienen un romanticismo grácil y de ensueño, pero alcanzables en la realidad. La mayoría, por no decir todos, tienen ese romance sutil e imperecedero. Hay en los cuentos de “Desde la Persistencia II”, un amor sincero y leal, un amor propiamente amor donde el hombre por fin aspira a ser un verdadero ser humano: pertenecer a un solo amor y amar a su prójimo, amor que lo lleva a luchar por éste incluso a costa de su propio sacrificio. Esto sin duda entrará en contrariedad con la literatura que ahora es muy bien publicitada y mantenida por los gobiernos de turno, donde convierten el amor en tráfico de placer sexual y se hace apología a la infidelidad con el pretexto de “modernizarse”.
He encontrado en este libro pocos pasajes tolstoyanos y cuando los encuentras, hay en éstos una ternura muy impactante. Antes que nada, resalto el hallazgo de la nostalgia muy profunda, de esa nostalgia que te remueve el alma, una nostalgia que los propios autores sienten, como deseando que no hubiese sucedido lo ocurrido, a partir de 1980 en el país, pero también plantean y lo planteó la realidad objetiva, fue un suceso penosamente inevitable para conquistar ideales nobles.
En “Exhumaciones” de Luis Flores Prado, cuento que abre el libro, creo que el tema central de éste es la exaltación de la mujer, la revalorización de ésta como líder y como parte de la forja de un nuevo mundo. La valentía y el coraje que poseían las mujeres combatientes del Partido Comunista, queda iluminada por un aura asombrosa. En este cuento también existe el romance sincero, el amor leal, forjado en la lucha misma. Quizá este sea el cuento que relate más partes tolstoyanas, es decir de la propia guerra, pero transmite su nostalgia y contagia la esperanza que para los marxistas es esperanza de verdad, impregnada ésta en el coraje de los guerrilleros del cuento y en el niño que, en años post guerra recordará junto a un preso, la historia de dos líderes guerrilleros. El niño tiene un lenguaje cercano a los combatientes de aquel entonces, por ende utilizará siempre: “camarada”, “los del partido”, “conquistar un mundo mejor”, con esto Luis Flores nos da entender que hay esperanzas en los jóvenes y en los niños. “La sangre no ha sido derramada en vano”, acentúa el pequeño personaje.
En cuanto al segundo cuento, “Las Fauces del Dragón”, de Juan Aranda Company nos enseña la esperanza clarificada en la ola misma del proceso que enfrentaba el Perú en los años 80 y 90, mostrándonos a un delincuente común que se regenera en la prisión debido a compartir celda con los presos comunistas. Hay rasgos de mensajes sociales, propias del marxismo, donde en una nueva sociedad incluso ciertos malos elementos tienden a regenerarse, aunque cabe también señalar que otros no. En este relato también nos muestra que el Estado actual, no da ni dará de ninguna manera oportunidades nuevas.
“El Traslado”, narración cuya autoría recae en Oscar Gilbonio Navarro, es un relato realista y que se asemeja un poco a la literatura bolchevique, donde al fin se muestran los errores de algunos elementos guerrilleros como la traición y sobre todo la vacilación de un preso que fue encarcelado injustamente, quien define su posición tras conocer la infamia con la que actúan las fuerzas del orden. Aún sin ideología política bien forjada: la realidad misma le imbuye a tomar un camino, dándole una enseñanza inolvidable. Nos deja la paradoja de que si los comunistas en verdad respetan la libertad de credo religioso y nos da una respuesta: la respetan. Pero también es el relato crudo de las represiones por parte de las fuerzas del Estado en las cárceles, donde no se respetaba ni el más mínimo derecho de los prisioneros políticos.
Los seis cuentos incluidos en este libro, tienen una forma de narrativa moderna. No faltan los “pie quebrados” o “Flash Backs”, propia del Boom Latinoamericano, además la introducción en la psicología de los personajes al estilo Sábato, que rompen el tiempo lineal con pensamientos, análisis y recuerdos. Lo que llama la atención de sobremanera es la exquisita combinación del lenguaje poético con el narrativo, que transmite una ternura y una belleza sutil. Sin duda, todos contienen esto.
En el cuento “Una Lucha Desigual” de Juan Gutiérrez Pérez, el lenguaje poético alcanza niveles muy altos, pero no hace a la historia tediosa, sino todo lo contrario. Es aquí donde la temática del amor de pareja es exaltado. Por eso el amorío, aquí contado, perdura incluso tras la separación de la pareja de niños que lo protagonizan. Dura para siempre, como un ósculo eterno que el tiempo, débil ante el amor, no puede borrar ni borrará jamás. Es un amor no material, no es un deseo sólo carnal, sino el amor real que llena el alma de vida. La separación que trunca la relación inocente entre los adolescentes, es la búsqueda de la libertad social, ya que crecidos en un mundo caótico, los dos buscarán una forma de salir, no solos, sino junto a la mayoría de la sociedad para cambiar este mundo. Toman caminos distintos, ella busca la libertad en la religión y él, muy probablemente, en la revolución, sin embargo el amor entre los dos perdura, pues ella lo va a visitar en la prisión y él sigue pensándola en sus noches de penuria.
“Elipse para volver una vez más a Ítaca” de Manuel Marcazzolo Molero; contiene en abundancia, digámoslo así, Flash Backs. Es una mezcla del presente con el pasado hasta tal punto en que ambos espacios temporales se confunden. Bastante bien se asoma a explorar la psicología de un prisionero que es liberado después de varios años de prisión. Es este cuento, uno psicológico y pese a que rompe constantemente el tiempo lineal, es tan entendible como para que cale en el alma del lector la nostalgia pura del autor.
El último cuento “La Casa Azul” del escritor José Cama Martínez, intenta profundizar más en la personalidad de los guerrilleros, haciendo notar que estos combatientes son humanos y más aún, son queridos por la población, por la familia, por las amistades y hasta admirados por un gran sector de la sociedad. Sin embargo aquí encuentro cierta similitud con la obra de Arkadi Gaidar.
Los seis cuentos son tan veloces como el tiempo; estrepitosos y raudos como el rayo. Se hallan en éstos varias figuras literarias andinas y por ende se encuentra, aunque débil, pero existe, la influencia del romanticismo Vallejiano. Nada tediosos, ni alargados, los cuentos han sido muy bien logrados, pero espero aportar algo diciendo que, si hablamos de una literatura revolucionaria, también es necesario empezar a trabajar para revolucionar la forma de la literatura, encontrar nuevas formas de expresión dentro de la literatura, porque es ya tiempo de hacerlo, después del largo apogeo del Boom Latinoamericano y sólo los escritores con pensamiento renovador lograrán cumplir exitosamente esa tarea difícil.
J. Miguel Vargas Rosas
Huánuco 10/10/2015