Escritor y poeta
Huamachuquino. Incansable promotor cultural y miembro del Gremio de Escritores
del Perú. Luis Flores ha publicado los libros “Corazones galgas despeándose”, “Yndios
más pobres y necesitados” y “El cárcamo del duende”. Ha incluido el cuento “Exhumaciones”
en el libro “Desde la Persistencia II” la más reciente publicación de la
Agrupación Cultural Ave Fénix. Reproducimos la entrevista publicada en el diario Correo de La Libertad el 18 de Mayo de 2014.
Luis Flores escribe desde el
ande y sus temas están relacionados a esta realidad peruana. He aquí su posición
frente a la literatura.
¿Cómo
se inicia Lucho Flores en la ruta literaria?
A través de un concurso que
convocó la Beneficencia Pública de Huamachuco, sobre la obra de Florencia de
Mora de Sandoval, una encomendera del siglo XVI. Recogí mucha información y le
agregué algunas cuestiones literarias. Ahí empecé. Luego me atrapó la poesía,
una poesía básica en aquel entonces, a finales de la secundaria.
¿Y
qué fue del concurso?
Gané el primer puesto y se
publicó el libro “La orquídea de América”. Eso me motivó bastante, sobre todo
al leer y contrastar. Todo eso me ayudó a abrirme un espacio, no solo
histórico, sino literario. En el libro hay historia, tradición oral, anécdotas.
Ese trabajo ganador me sirvió, posteriormente, para publicar un libro más
amplio donde resalto la lucha del pueblo indígena por la tierra. El libro se
llama “Yndios más pobres y necesitados”, que es el título del testamento de
Florencia de Mora.
Te
habrás encontrado con personajes extraordinarios.
Claro, por ejemplo con
Concepción Rondón que era un líder indígena que a finales de 1800 lo
encontramos peleando por la tierra que usurpaban los hacendados. En el
levantamiento aprista de 1932, en Trujillo, a Rondón lo acusan de aprista, lo
flagelan y lo entierran vivo.
¿Esta
vocación te viene de familia?
Mi madre ha leído bastante,
cuando era estudiante recitaba sus poemas, hacía teatro. También contábamos con
una muy buena biblioteca, de propiedad de mi abuelo. Eso me llevó a leer
bastante. Tenía una abuela de raíces huamachuquinas profundas y la tradición oral,
a través de ella, me ha influido bastante; asimismo, el amor y la visión indígena,
del campesino, que ella tenía.
¿Por
qué escribes Luis Flores?
Creo que por la necesidad de
expresarse. Generalmente no soy muy tácito en lo que quiero decir. Esa tarea se
la dejo al lector. Más bien trato de enojarlo, de hacerlo reflexionar y que
complemente la obra. Expreso lo que no puedo expresar de otra forma. Para mí la
literatura es ese camino, como también el camino de denunciar la injusticia, la
opresión.
¿Cuáles
son los temas que más abordas?
El drama humano siempre
está; sin embargo, me gusta bastante escarbar la identidad, una identidad
profunda. Por ejemplo, trabajar literariamente algunos seres mágicos del mundo
andino. Hemos rescatado eso, manteniendo la inmediatez del asunto, dándole el color necesario y trabajando más la palabra. Hago,
también, poesía relacionada con la naturaleza y su relación con el hombre. En fin,
me gusta rescatar la vida del hombre andino desde su propia experiencia y sabiduría
del tiempo.
Has
escrito un libro ambientado en la época de la violencia política. ¿Cuál es tu posición
respecto a esa literatura?
Yo creo que la literatura,
sea o no comprometida, siempre sirve a una posición política. El tema de la
violencia política ha sido permanente, no solo de la insurgencia armada de los
80. El poblador oprimido siempre ha manifestado, de diferentes formas, su versión
de un sistema injusto y de opresión, y creo que sigue vigente. Es una
literatura que debe cuidarse mucho, no solo caer en el testimonio, sino
trabajarse técnicamente y exigirse mucho más, para que perdure en el tiempo y
sea un libro de referencia.
¿Es
un libro testimonial?
El libro que señalas se
llama “Corazones galgas despeñándose” y es el resultado de una experiencia
política. Estuve un año preso acusado de subversión. Posteriormente me dejaron
libre; sin embargo, esa experiencia me permitió escribir, dentro de la cárcel. Ahí
reflejo el contexto de la época. Pero no caigo solo en el testimonio, sino que
trabajo la parte técnica del cuento.
¿Cómo
es la ruta de tu trabajo literario?
Me gusta trabajar en el
silencio que nos permite la sierra. Generalmente lo hago en las noches y
madrugadas. Pero cuando se trata de corregir, lo hago a cualquier hora,
tratando de pulir al máximo.
¿Qué
tanto les pesa la sombra de Ciro Alegría?
En Huamachuco nos hemos
planteado seguir creando. A veces tenemos que torcer el cuello al cisne para
superar. Ciro Alegría es un gran referente, por su trascendencia, pero hay una
nueva visión.